CARTA
SOBRE LA IDENTIDAD UNIVERSITARIA[1]
Guillermo Gómez
Santibáñez
Director del CIELAC
Introducción
La universidad, como
Institución de Educación Superior, o bien puede ser un ámbito donde se liberen
los espíritus y se desplieguen en humanismo y razón, o bien, donde los
espíritus se vuelven cautivos y se acomoden al adiestramiento de un
interminable ejercicio de seudosaberes, que lo único que logra es reproducir
relaciones de poder social y político frente a un sistema dominante y
excluyente
Estoy plenamente convencido
que la UPOLI es una Universidad distinta; con una Identidad bien definida y una
trayectoria universitaria probada. A casi medio siglo de su presencia la UPOLI
tiene argumentos, tradición y memoria para esta verdad.
Una primera razón que
fundamenta esta afirmación es que la UPOLI es la segunda Universidad privada y
de servicio público más antigua del país, después de la UCA, que obedece a un
proyecto educativo de inspiración cristiana, constituyéndose también en la
primera Universidad de tradición protestante. Esto marcará en la formación
profesional universitaria una visión cristiana del mundo y de la sociedad, pero
bajo un horizonte ecuménico, de profundo respeto por otras opciones creyentes.
En este sentido, el proyecto educativo de la UPOLI propicia una perspectiva laica
de la sociedad, pero basada en una ética cristiana donde la vida humana
adquiere un valor trascendente en profunda armonía con el medio ambiente y de
respeto a los derechos fundamentales de las persona.
Una segunda razón, es que
los principios sobre los cuales se funda la UPOLI son los que se profesan en
los artículos de fe cristianos proclamados por la Reforma Protestante y a los
cuales la UPOLI se adscribe en tanto institución cristiana de educación
superior respaldada por la Convención Bautista de Nicaragua.
La UPOLI, aunque es autónoma
y sus políticas y toma de decisiones no son mandatadas por la Convención
Bautista, sino por un Patronato universitario independiente, mantiene con ella fuertes
vínculos de fraternidad de identidad y de cooperación claramente definidos por
la trayectoria, compromisos de fe y membrecía evangélica de sus directivos.
Mucho de la filosofía institucional, de la visión y misión de la UPOLI, está impregnada
por el modelo de vida cristiano y Bautista, que se traduce en una ética del
servicio y en una ética del amor al prójimo, de acuerdo al consejo bíblico. De
aquí su lema: “Sirviendo a la Comunidad”.
Y una tercera razón que
fundamenta la identidad de la UPOLI es que su modelo cristiano de educación, se
inspira en el estilo de vida de Jesucristo como constructor de paz. La UPOLI mantiene
en su currículo académico el valor transversal de educar para la paz.
Independientemente a los
programas sobre la paz, auspiciados por la ONU, la UNESCO, el Consejo Mundial
de Iglesias, o la producción de las teorías de Conflicto en el contexto de los
Estudios de paz, la UPOLI sustenta su discurso sobre la paz en el principio del
Evangelio de Jesucristo, príncipe de paz.
Su base es bíblica y teológica. Esa matriz, sin embargo, no niega las
producciones científicas desarrollas en torno a las teorías modernas sobre la
guerra y la paz, el conflicto y la violencia, que arrojan luz sobre los
abordajes metodológicos y los procesos de construcción de paz y desarrollo en
nuestro mundo herido por la violencia.
La Universidad en su misión
educativa se compromete con el desarrollo integral y sostenible de la sociedad
y para esto es preciso una educación para la paz. Sin educación para la paz no
puede haber cultura de paz:
“la paz no es algo que
deseas, es algo que construyes, algo que haces, algo que eres, algo que das”
(Madre Teresa)
La paz que anhelamos debe
traducirse en acciones concretas y cordiales (esta palabra viene de kardio, corazón) mediante el diálogo, el
respeto y la tolerancia, y no en acciones contrarias, discordiales o discordantes
(la discordia es la diosa de las rupturas y de las confusiones humanas) que
usan la violencia para imponer la paz mediante el dominio del otro.
La función de la Universidad, su identidad y su
visión cristiana de la sociedad.
La función de alguien o algo
se puede entender como la capacidad de actuar propia de los
seres vivos y de sus órganos, y de las máquinas o instrumentos, en el caso que
nos ocupa aquí, la función de la universidad tiene que ver con aquellas
actividades u operaciones que se convierten en los medios por los cuales la
entidad universitaria alcanza sus objetivos.
Los
objetivos de la universidad deben estar en consonancia con las funciones que
desarrolla y articulados por su identidad, cuyo elemento esencial es la misión.
& La
función de la Universidad
Las
funciones esenciales que se le ha asignado históricamente a la universidad son:
la docencia, la investigación y el servicio.
Estas tres dimensiones constituyen misiones fundamentales que hacen que la
Universidad tenga como objetivo servir al ser humano y a la sociedad. Creo que
no existe una explicación que justifique mejor la razón de ser de la
universidad que la transformación de la sociedad en todos sus ámbitos.
Sin
extendernos mucho en estas tres misiones esenciales de la universidad, voy a
resumir lo siguiente:
a) Investigar:
es una palabra que procede del latín In vestigium ire y cuyo sentido
elemental es el de “averiguar o descubrir alguna cosa”. Cuando esta palabra se
aplica al campo de la ciencia, la investigación adquiere el carácter de un
procedimiento reflexivo, sistemático, controlado y crítico, cuya finalidad es
descubrir fenómenos, hechos, relaciones y leyes presentes en la realidad.
(Ander-Egg: 1995). En palabras más simples, la investigación es descubrir la
verdad que se hace presente.
Hoy
día en la universidad ya no se quiere una cultura memorística, sino reflexiva,
creativa, donde el conocimiento y la verdad científica sean verificados. Desde
esta perspectiva, la función del académico universitario está orientada hacia
la búsqueda de la verdad presente (conocida) y a la vez ausente (ignorada) a fin de que la ciencia avance (Navarro:
2001).
b) Docencia:
palabra que procede del
latín docere (enseñar) y de la cual
derivan las palabras doctrina, doctor, documento y dócil. La enseñanza de la
universidad son los conocimientos que se adquieren por la investigación
convirtiéndose en la docencia o enseñanza de la verdad. El docente
universitario o intelectual, no es el que transmite conocimientos, el
conocimiento no se transmite, sino que se hace, se rehace mediante la acción
transformadora de lo real y a través de la comprensión crítica del pensamiento.
Este ejercicio cognitivo corresponde al momento de la abstracción en el acto
del conocimiento. Enseñar entonces no es transferir conocimiento, sino crear
las posibilidades de su producción o de su construcción. El que enseña, aprende
al enseñar y quien aprende enseña al aprender. La enseñanza es inconcebible sin
el acto de aprender como lo es también su movimiento inverso. (Freire:1970).
El
filósofo Karl Jasper dice algo muy interesante al respecto:
“En
la Universidad están reunidos hombres con la misión tanto de buscar como de
transmitir la verdad por medio de la ciencia. Y como la verdad debe ser buscada
por medio de la ciencia, la tarea investigativa sea la preocupación fundamental
de la universidad... y si la verdad debe ser transmitida, la segunda tarea
universitaria sea la enseñanza. Pero no la mera transmisión de conocimiento o
habilidades. Ellos no sería suficiente para aprender la verdad que exige del
hombre profundidad espiritual. Por tanto la formación (educación) es también
quehacer universitario”[2]
El
ejercicio docente lleva consigo el acto de investigar y este hábito debe ser
trasmitido y contagiado a los estudiantes con el fin que estos aprendan a
descubrir la verdad con sus propios esfuerzos.
El
docente que sólo se limita a transmitir conocimiento, pasándolos de una cabeza
a otra, sin procesar ese conocimiento críticamente, simplemente produce
profesionales que sólo “saben hacer”, pero no aprenden a pensar para poder
hacer el proceso de investigación hacia el interior de la verdad.
c) Servir:
Nuestra
universidad tiene como lema central: “Sirviendo
a la Comunidad”[3];
expresión que se constituye en un componente fundamental de su carácter de
inspiración cristiana. A la base de los principios fundadores de la UPOLI, está
el diseño y la visión con que la concibieron sus fundadores hace ya cuarenta y
seis años y que se expresan claramente en su misión: “ser una institución
universitaria de formación integral y cristiana, cuyo perfil sea el servicio
público, bajo un carácter autónomo y una vocación para servir a los sectores de
la juventud nicaragüense, provenientes de las clases sociales emergentes”[4].
El
acto de servir y del cual la UPOLI ha hecho su lema institucional, no es un
simple slogan, el verbo “servir”, inspirado en el llamado del evangelio, para
seguir el ejemplo de Jesús de Nazaret, tiene una profundidad teológica de
enorme trascendencia, que orienta el proyecto educativo de la Universidad
Politécnica de Nicaragua. El impacto de esta expresión se deja ver de manera
muy clara, en la misión, visión, fines y principios; estipulados en sus
Estatutos y Reglamentos y que por razones de la extensión de este escrito,
simplemente lo remito a su referencia (Artículos,
3,4,5,6,7 de los Estatutos y Reglamentos de al UPOLI 2010 y sus respectivos
incisos).
Sin
embargo, no quiero dejar la ocasión para subrayar que el sentido teológico del
servicio, más allá de las palabras, tiene su enfoque en el caudal de esfuerzos
que como comunidad académica podemos poner al servicio del ser humano y de la
sociedad, a fin de lograr su verdadera transformación. En unos párrafos de más
adelante, abordaré con más precisión algunos aspectos teológicos y pastorales
que considero constituyen ejes fundamentales de la identidad cristiana de la
UPOLI y de su vocación de servicio público.
Antes
de iniciar el siguiente apartado, creo pertinente decir que si la docencia y la
investigación son misiones inseparables dentro de la función de la universidad
para que esta adquiera carácter de tal, no obstante, ellas carecen de total
sentido si no tienen en la institución de enseñanza superior (IES) una
finalidad al servicio de la comunidad. El legado académico de la universidad
debe traducirse en una correa de transmisión de la cultura y del conocimiento
científico, para, como dice Ortega y Gasset: formar un hombre culto (1976:46).
Si
la Universidad no guarda, dentro de su seno, el sagrado sentido de la cultura y
su saber acumulado, la esencia de su ser universitario se verá convertida en un
remedo de universidad, que no educa, sino instruye, que promueve el
individualismo contra una conciencia social y el pensamiento crítico, que se
ocupa más por la “excelencia académica” que por los valores de la solidaridad.
& Su identidad y su visión cristiana de la
sociedad.
Al llegar a este acápite,
pisaremos un terreno medular respecto al proyecto de Universidad que la UPOLI
ha definido y proyectado desde los días de su fundación en 1967. El origen de
esta Institución de Educación Superior (IES) obedece a factores históricos,
culturales, económicos e ideológicos; pero sobre todo, a la visión cristiana de
la persona humana y de la sociedad, presente en sus fundadores, que concibieron
la idea de una Universidad que se ocupara de la formación integral y bajo
valores cristianos de la juventud nicaragüense de los sectores de clase más
pobres.
A fin de sistematizar
algunas ideas maestras, que se pueden construir a partir de los testimonios de
algunos de sus fundadores, que viven aún, y de los registros historiográficos
que ya se han podido documentar, podemos trazar algunas “notas” de la
Universidad. Estas “notas” designan una señal que caracteriza algunos de los
rasgos distintivos de la entidad universitaria, de su identidad, como del
carisma upoliano, que es preciso subrayar como parte de su cultura
institucional.
! La Identidad de la UPOLI
La identidad, ya sea
individual o colectiva; de acuerdo a la profesora cubana de la Torre, es uno de
los más importantes procesos de construcción de sentido (2008:25). La identidad
constituye, en todos los ámbitos de la vida social y cultural, un tema de
relevada importancia y de inevitable recurrencia.
La necesidad de la identidad
posee un interminable registro de literatura, estudios e investigaciones, que
ocupan la atención de los diversos autores contemporáneos.
Con el objeto de tener un
referente conceptual sobre la identidad; que nos aproxime a su definición
general, podemos decir que: “la identidad
de algo es la que hace referencia a procesos que nos permiten suponer que una
cosa, en un momento y un contexto determinado, es ella misma y no otra, que es
posible su identificación e inclusión en categorías y que tiene una continuidad
en el tiempo” (de la Torre, 2008:57).
Dentro de las identidades
podemos hallar características que permiten: a) generar sentimiento de
pertenencia y afirmación. b) fluidez; esto quiere decir que la identidad es un
concepto construido socialmente y sus componente se transforman constantemente.
c) son múltiples, por ejemplo los individuos pueden adscribir a identidades
diferentes, según su contexto, de tal manera que un médico, puede ser a la vez
un profesional de la salud, nicaragüense, padre de familia, esposo, hijo, si
tiene a sus padres vivos, o abuelo, si sus hijos o hijas han procreado. (Diez,
2009:19)
La identidad puede tener
tres niveles categoriales: 1) Identidad atribuida, es la que viene desde afuera
y que otros le asignan, tanto a un individuo como a un grupo, para distinguirlo
de los demás. 2) Identidad proyectada, son los rasgos propios, escogidos, los
que los individuos o grupos eligen como propios y extraños pero distintivos al
interior de su grupo. 3) Identidad marcada, la que tiene como finalidad
producir un efecto público o político. (Diez, 2009:20).
Es importante señalar que la
identidad requiere de un proceso de elaboración y selección de marcadores de
identidad que sirvan de elementos portadores de autenticidad y que permite que
los individuos o grupos lo consideren como propio. (Diez, 2009:20).
Como no es mi intención
detenerme en un análisis de la identidad como tal, sino más bien destacar los
rasgos identitarios de la Universidad Politécnica de Nicaragua, voy a subrayar
los elementos más específicos que distinguen a esta entidad universitaria, en
su trayectoria, y que son marcadores de identidad para saber con certeza y
claridad que la UPOLI es ella misma y no otras cosa.
! Una Universidad de inspiración cristiana
evangélica.
La UPOLI, aunque no lo
explicita el nombre que ella tiene, es una Institución de Educación Superior
(IES), fundada por la Convención Bautista de Nicaragua (CBN) y como tal lleva
la impronta de una Universidad cristiana evangélica de tradición Bautista,
cuyas raíces se remontan a los anabautistas[5],
movimiento surgido dentro de la Reforma Protestante del siglo XVI en Europa, y
cuyo liderazgo correspondió a Martín Lutero Lutero, Juan Calvino y Ulrico Zwinglio.
Dado el carácter cristiano
evangélico de la UPOLI, es correcto afirmar que los ejes teológicos sobre los
cuales se articulan su identidad y su misión, se derivan de un cuerpo de
artículos de fe sustentados por el Credo cristiano primitivo y por los postulados teológicos de la Reforma
Protestante del Siglo XVI en Alemania. La UPOLI, si bien es cierto, proclama
los artículos de fe de la comunidad Bautista mundial en su quehacer académico,
ellos no son otros sino los que se derivan de la Confesión de Ausgburgo[6],
que expone de manera oficial los principios del movimiento reformista. Son
XXVIII los principios de la Reforma, sin embargo, se pueden resumir en cinco
sus ejes bíblicos y teológicos:
a)
La Supremacía de Jesucristo (soli Deo)
b)
La Palabra de Dios (sola Scritura)
c)
La Fe (sola
Fides)
d)
La Gracia (sola Gratia)
e)
La Comunidad cristiana (El sacerdocio universal de los creyentes)
No me extenderá más sobre
este último punto, simplemente quiero subrayar que la UPOLI, una Universidad de
inspiración cristiana evangélica, no puede desarrollar su proyecto educativo,
ni formar el espíritu humano de espalda a estos principios cristianos que le
dan su identidad distintivamente Evangélica y Bautista. Es preciso recuperar lo
cristiano con nombre y apellido, dado que la denominación de “inspiración
cristiana”, es un término ambiguo, en tanto ello no explicita la tradición de
la cual la Universidad procede y el cuerpo de principios y valores que esta
profesa. Muchas Universidades se autodenominan de inspiración cristiana, sobre
todo las católicas. La UPOLI, no sólo es de inspiración cristiana, sino que su
origen es evangélico-Bautista.
En otra perspectiva, de
acuerdo al documento fundacional de la UPOLI, elaborado por el Patronato
Pro-universidad Bautista[7]
(abril de 1967), el lema: “Sirviendo a la Comunidad”, como un rasgo
distintivamente cristiano, tiene la consistencia de concebir una institución de
alto nivel académico que testifique a
Jesucristo por medio del “Servicio a la Comunidad”. Este lema, no es una mera
frase de carácter filantrópico, ni una palabra cliché; sino una expresión con
un profundo sentido bíblico y teológico, que no siempre se ha entendido con
toda la fuerza y significado que esto implica.
Señalemos algunos aspectos:
El concepto de servicio en
la tradición bíblica tiene una
connotación litúrgica, por cuanto se vincula a las acciones rituales que
reconocen la supremacía de Dios; a quién se le debe rendir culto y hacer ofrendas agradables, pero también tiene
el sentido de proyectar ese servicio de forma horizontal, para el bien de los
demás, como una ofrenda para Dios que refleja el amor hacia los pequeños de
Dios, los pobres.
Concretamente en el Nuevo
Testamento se emplean tres términos relacionados para hacer referencia al acto
de servir:
V Diakonos:
Servidor, Ministro (2 Corintios 6:4; Colosenses 1:25; 1 Timoteo 3:12),
cuyo énfasis está puesto en la acción de beneficiar a los demás.
V Doulos:
Siervo,
se usa también para referirse al Pueblo de Dios (Filipenses 1:1; Efesios 6:6; 1
Pedro 2:16) y tiene el sentido de sumisión, tiene la figura del esclavo. Los
cristianos primitivos proyectaban esta actitud de sumisión para reconocer a
Jesucristo como Señor (Kyrios) y Amo (Oikodespotes), frente a la figura
humano-divina del “Cesar”.
V Litourgos:
Ministro para un servicio especial del Estado. Aunque el término es de origen
profano, el sentido cristiano de éste término es introducido para significar el
puente que sirve para unir lo sacro y lo profano como un reconocimiento del
señorío de Cristo en todas las dimensiones de la vida humana y la
responsabilidad que Dios les encomienda (Romanos 15:16).
A partir de estas breves
notas bíblico-teológicas, podemos extraer algunas líneas pastorales que pueden
orientar el desempeño de la UPOLI:
- La UPOLI es una universidad de carácter confesional, cuyos principios se sustentan en la misma práctica de Jesús, el pedagogo por excelencia y cuya lección magistral es “servir a los demás” como una oblación inspirada en el amor por los más pobres y excluidos. El acto de servir, en su sentido cristiano, equivale a una ofrenda que se dirige hacia Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable. La oblación, el acto de darse por amor, para usar un concepto ascético-cristiano, es algo que ubica al ser humanos en medio de la realidad más profunda de su existencia y lo confronta con su propia condición de necesidad y dependencia de Dios, muy al contrario de la imagen de ser humano que se construye a partir de una sociedad occidentalizada, consumista y materialista, que se apoya en el afán de gloria, de lucro y que movida por la inercia y la ignorancia sólo es capaz de experimentar la apatía espiritual.
- Su praxis cristiana, traducida en un modelo educativo integrador de los valores cristianos, hace que la UPOLI sea una universidad de puertas abiertas, plural, democrática, tolerante con otras opciones religiosas e ideológicas practicadas por sus estudiantes, docentes y administrativos. Su firme convicción respecto a estos principios humanistas y cristianos, hacen intransable su proyecto y misión frente a cualquier prebenda o condición. (Líneas generales de organización y funcionamiento de la Universidad Bautista de Nicaragua, abril de 1967).
- La UPOLI es una universidad de un perfil ecuménico, siendo ésta de confesión cristiana evangélica. No discrimina, ni excluye a quienes se insertan como profesionales en su proyecto educativo, procedan de la tradición religiosa que sea. Su capilla, ubicada como un símbolo de identidad cristiana en el centro del campus, ha estado siempre abierta a toda actividad cristiana, sin restricción denominacional. La ecumenicidad, es una vocación cristiana, inspirada en el mismo evangelio y en la oración sacerdotal de Jesús, cuando pide que todos los cristianos “sean uno” (Jn. 17) para que el mundo crea. El espíritu de la ecumenicidad hace posible que se disipen las fronteras, los prejuicios y la intolerancia, creando escenarios de verdadera fraternidad y un hábitat donde el “otro” ya no es un extraño, sino un hermano. Este clima de fraternidad cristiana, ha marcado a nuestra Universidad Politécnica desde sus orígenes y es un factor distintivos de nuestro modo de ser upoliano, y no se puede perder bajo ningún punto de vista.
! El Carisma de la UPOLI
La palabra Carisma (gr. Carisma), cuyo significado es don, gracia,
dádiva (Ro. 1:11; 5:15, 6; 1Cor. 7:7;
2Cor.1:11), no es un término común y de uso profano, es decir, en raras
ocasiones se puede hallar en el griego clásico. Lo que sí podemos afirmar es
que es un término de uso paulino en el Nuevo Testamento y su significado es algo que nos llega gratis y sin merecerlo.
Su sentido teológico es que lo recibido proviene de la gracia Dios, sin méritos
o esfuerzo personal para lograr esa dádiva. En el sentido eclesiológico, la
comunidad cristiana es dotada del don del Espíritu Santo para desarrollar la
misión encomendada, y quienes se incorporan a ella por la conversión de fe y el
Bautismo cristiano, reciben los carismas (dones) del espíritu para el desempeño
de su ministerio.
Debo precisar que no me
detendré en un análisis estrictamente bíblico-teológico sobre el tema, sino más
bien resaltar que en el caso de la Universidad Politécnica, dado su carácter de
inspiración cristiana evangélica de tradición Bautista, posee una determinada
espiritualidad (carisma) que le da a
esta institución su marca, su identidad, su clima. Si bien es cierto que la
UPOLI es una Institución de Educación Superior, dedicada a la producción del
conocimiento científico, ella lo hace desde cierta opción creyente, desde una
visión cristiana del ser humano y de la sociedad, bajo el influjo de los
valores del reino de Dios, cuyo centro es Jesucristo. Partiendo de este núcleo
podemos decir que en la trayectoria de nuestra Universidad, el carisma
upoliano, viene dado por una cierta práctica de koinonía cristiana, que se ha
traducido con el tiempo en acciones concretas y distintivas de solidaridad. En un sentido cristiano,
para que haya solidaridad es necesaria que haya koinonía y la koinonía
cristiana tiene dos vertientes: una mística,
en tanto que ésta vive una comunión en Cristo y en el Espíritu; y otra social, mientras ésta se da
relacionalmente bajo el servicio mutuo y la corresponsabilidad. La dimensión
carismática de la UPOLI, en tanto comunidad académica, sociológicamente
identificable, deriva de una plena y auténtica comunión (koinonía) y relación frontal con Jesucristo. Todo el sistema de
relaciones de poder y autoridad en la comunión universitaria están dados por
esta dimensión carismática inspirada por el Espíritu de Cristo vivo y presente
en nuestra Universidad.
¿Cómo se traduce socialmente
en nuestra comunión universitaria la koinonía cristiana? Yo me atrevería a
decir, sin temor a equivocarme, que ésta se testimonia en la solidaridad. La razón que me asiste para
esta aseveración es que la solidaridad, que es otra manera de llamar al amor, y
según San Pablo el camino más excelente, es esencial al cristianismo. La
práctica cristiana de la primera comunidad, según Lucas en los Hechos de los
Apóstoles, es que algunas de sus acciones fundamentales la iglesia primitiva
las hizo en clave de solidaridad. Primero, pusieron
todas las cosas en común (Hch.2:42-47; comunidad de bienes). Segundo, Servicio Social a los Pobres (Hch. 6:1-7; Obras de
Misericordia). Tercero, Ofrenda
para los necesitados (Hch. 11:27-30; Colectas solidarias).
La vida fraterna y solidaria
que se expresa socialmente en una estructura institucional, denominada de
Inspiración cristiana, necesariamente está determinada por una relación de
solidaridad horizontal ligada a una experiencia de fe comunitaria con Jesucristo
y que sería la comunión vertical que verdaderamente verifica que: “El que no
ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1Jn. 4:8). El carisma o la
espiritualidad de la solidaridad, es una práctica constante en la trayectoria
de nuestra Universidad; esta se puede verificar en acciones concretas con la
oportunidad y posibilidad que muchos estudiantes, de niveles sociales pobres
tienen, al poder optar a una carrera universitaria con un sistema de becas y de
aranceles, comparativamente más accesible en relación a otras universidades. El
programa de Extensión es otro testimonio evidente que el carisma de la UPOLI
hace justicia a su lema: “Sirviendo a la Comunidad”, que no es otra cosa que
poner en práctica la koinonía cristiana, en su dimensión diaconal (servicio social)
y horizontal expresada en la solidaridad.
Bibliografía
- Ander-Egg, Ezequiel, (1995) Técnicas de Investigación Social, Editorial Lumen, Buenos Aires, Argentina
- Navarro, Abarzú Ivan,(1990) Bases filosóficas para una renovación pedagógica, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile
- Freire, Paulo, (1970) Pedagogía del Oprimido, Santiago de Chile
- Jaspers, Karl,(1959) La idea de la Universidad, Buenos Aires,
- Estatuto y Reglamento General de la UPOLI, Managua, 2010
- Sembrando con Lágrimas…Cosechando con regocijo (2007) Universidad Politécnica, Managua, Nicaragua
7.
De la Torre, Molina Carolina (2008) Las identidades: una mirada desde la
Psicología, Ruth casa editorial, La Habana, Cuba.
[1]
El presente texto es parte
de un documento más extenso titulado “La Universidad y la producción del
conocimiento”, sin publicar, y que escribí hace dos años. Tiene algunas
pequeñas modificaciones que no altera el texto, ni el sentido original.
[2]
Jaspers, K. (1957) La idea
de la Universidad, Buenos Aires, pp. 394-428
[3] Artículo n° 3 Estatuto y
Reglamento General de la UPOLI, 2010
[4] Sembrando con lágrimas,
cosechando con regocijo, UPOLI, 2007, p. 118
[5] Los
anabautistas o “rebautizadores”, tienen su origen en una variedad de grupos
religiosos que cohabitaban al interior de la reforma religiosa del siglos XVI,
y que manifestaban su inconformidad con Zwinglio y con su programa de reforma
sostenido por el Estado. De acuerdo con teorías sostenidas por historiadores
bautistas, la que más sustento tiene sobre el origen de este movimiento es la
teoría sobre la restitución separatista, en la que se que establece que el
movimiento anabautista se remonta al siglo XVII en Inglaterra como una fase del
movimiento separatista, que a su vez surgió del puritanismo. Rechazaron el
bautismo infantil y reinstalaron la inmersión como verdadero bautismo bíblico.
[6] La Confesión de Ausgburgo constituye la primera
exposición oficial de los principios luteranos que será llamado posteriormente
protestantismo. Fue redactada en 1530 por Felipe Melanchton para ser presentada
en la Dieta de Ausgburgo (ciudad del Saco Imperio Romano Germánico) ante la
presencia de Carlos V. Todavía hoy es considerado uno de los textos básicos de
las Iglesia Protestante de todo el mundo y forma parte del Liber Concordiae luetrano.
[7] El documento del Patronato Pro-universidad Bautista
registra el lema “Sirviendo a la
Comunidad”, frase acuñada por el Rev. Valdo Galland y que el Dr. Herrara,
Rector fundador, confirmaba en una carta del 13 de mayo de 1967 como un lema
certeramente evangélico, ubicado en nuestra realidad y muy distinto las frases latinas de las universidad
históricas y públicas un tanto poética.
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