martes, 18 de junio de 2013

La identidad universitaria








CARTA SOBRE LA IDENTIDAD UNIVERSITARIA[1]

Guillermo Gómez Santibáñez
Director del CIELAC



Introducción

La universidad, como Institución de Educación Superior, o bien puede ser un ámbito donde se liberen los espíritus y se desplieguen en humanismo y razón, o bien, donde los espíritus se vuelven cautivos y se acomoden al adiestramiento de un interminable ejercicio de seudosaberes, que lo único que logra es reproducir relaciones de poder social y político frente a un sistema dominante y excluyente
Estoy plenamente convencido que la UPOLI es una Universidad distinta; con una Identidad bien definida y una trayectoria universitaria probada. A casi medio siglo de su presencia la UPOLI tiene argumentos, tradición y memoria para esta verdad.
Una primera razón que fundamenta esta afirmación es que la UPOLI es la segunda Universidad privada y de servicio público más antigua del país, después de la UCA, que obedece a un proyecto educativo de inspiración cristiana, constituyéndose también en la primera Universidad de tradición protestante. Esto marcará en la formación profesional universitaria una visión cristiana del mundo y de la sociedad, pero bajo un horizonte ecuménico, de profundo respeto por otras opciones creyentes. En este sentido, el proyecto educativo de la UPOLI propicia una perspectiva laica de la sociedad, pero basada en una ética cristiana donde la vida humana adquiere un valor trascendente en profunda armonía con el medio ambiente y de respeto a los derechos fundamentales de las persona.
Una segunda razón, es que los principios sobre los cuales se funda la UPOLI son los que se profesan en los artículos de fe cristianos proclamados por la Reforma Protestante y a los cuales la UPOLI se adscribe en tanto institución cristiana de educación superior respaldada por la Convención Bautista de Nicaragua.
La UPOLI, aunque es autónoma y sus políticas y toma de decisiones no son mandatadas por la Convención Bautista, sino por un Patronato universitario independiente, mantiene con ella fuertes vínculos de fraternidad de identidad y de cooperación claramente definidos por la trayectoria, compromisos de fe y membrecía evangélica de sus directivos. Mucho de la filosofía institucional, de la visión y misión de la UPOLI, está impregnada por el modelo de vida cristiano y Bautista, que se traduce en una ética del servicio y en una ética del amor al prójimo, de acuerdo al consejo bíblico. De aquí su lema: “Sirviendo a la Comunidad”.
Y una tercera razón que fundamenta la identidad de la UPOLI es que su modelo cristiano de educación, se inspira en el estilo de vida de Jesucristo como constructor de paz. La UPOLI mantiene en su currículo académico el valor transversal de educar para la paz.
Independientemente a los programas sobre la paz, auspiciados por la ONU, la UNESCO, el Consejo Mundial de Iglesias, o la producción de las teorías de Conflicto en el contexto de los Estudios de paz, la UPOLI sustenta su discurso sobre la paz en el principio del Evangelio de Jesucristo, príncipe de paz. Su base es bíblica y teológica. Esa matriz, sin embargo, no niega las producciones científicas desarrollas en torno a las teorías modernas sobre la guerra y la paz, el conflicto y la violencia, que arrojan luz sobre los abordajes metodológicos y los procesos de construcción de paz y desarrollo en nuestro mundo herido por la violencia.
La Universidad en su misión educativa se compromete con el desarrollo integral y sostenible de la sociedad y para esto es preciso una educación para la paz. Sin educación para la paz no puede haber cultura de paz:
“la paz no es algo que deseas, es algo que construyes, algo que haces, algo que eres, algo que das” (Madre Teresa)
La paz que anhelamos debe traducirse en acciones concretas y cordiales (esta palabra viene de kardio, corazón) mediante el diálogo, el respeto y la tolerancia, y no en acciones contrarias, discordiales o discordantes (la discordia es la diosa de las rupturas y de las confusiones humanas) que usan la violencia para imponer la paz mediante el dominio del otro.

La  función de la Universidad, su identidad y su visión cristiana de la sociedad.
La función de alguien o algo se puede entender como la capacidad de actuar propia de los seres vivos y de sus órganos, y de las máquinas o instrumentos, en el caso que nos ocupa aquí, la función de la universidad tiene que ver con aquellas actividades u operaciones que se convierten en los medios por los cuales la entidad universitaria alcanza sus objetivos.
Los objetivos de la universidad deben estar en consonancia con las funciones que desarrolla y articulados por su identidad, cuyo elemento esencial es la misión.
& La  función de la Universidad
Las funciones esenciales que se le ha asignado históricamente a la universidad son: la docencia, la investigación y el servicio. Estas tres dimensiones constituyen misiones fundamentales que hacen que la Universidad tenga como objetivo servir al ser humano y a la sociedad. Creo que no existe una explicación que justifique mejor la razón de ser de la universidad que la transformación de la sociedad en todos sus ámbitos.
Sin extendernos mucho en estas tres misiones esenciales de la universidad, voy a resumir lo siguiente:
a)    Investigar: es una palabra que procede del latín In vestigium ire y cuyo sentido elemental es el de “averiguar o descubrir alguna cosa”. Cuando esta palabra se aplica al campo de la ciencia, la investigación adquiere el carácter de un procedimiento reflexivo, sistemático, controlado y crítico, cuya finalidad es descubrir fenómenos, hechos, relaciones y leyes presentes en la realidad. (Ander-Egg: 1995). En palabras más simples, la investigación es descubrir la verdad que se hace presente.
Hoy día en la universidad ya no se quiere una cultura memorística, sino reflexiva, creativa, donde el conocimiento y la verdad científica sean verificados. Desde esta perspectiva, la función del académico universitario está orientada hacia la búsqueda de la verdad presente (conocida) y a la vez ausente (ignorada)  a fin de que la ciencia avance (Navarro: 2001).
b)    Docencia: palabra que procede del latín docere (enseñar) y de la cual derivan las palabras doctrina, doctor, documento y dócil. La enseñanza de la universidad son los conocimientos que se adquieren por la investigación convirtiéndose en la docencia o enseñanza de la verdad. El docente universitario o intelectual, no es el que transmite conocimientos, el conocimiento no se transmite, sino que se hace, se rehace mediante la acción transformadora de lo real y a través de la comprensión crítica del pensamiento. Este ejercicio cognitivo corresponde al momento de la abstracción en el acto del conocimiento. Enseñar entonces no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción. El que enseña, aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender. La enseñanza es inconcebible sin el acto de aprender como lo es también su movimiento inverso. (Freire:1970).
El filósofo Karl Jasper dice algo muy interesante al respecto:

“En la Universidad están reunidos hombres con la misión tanto de buscar como de transmitir la verdad por medio de la ciencia. Y como la verdad debe ser buscada por medio de la ciencia, la tarea investigativa sea la preocupación fundamental de la universidad... y si la verdad debe ser transmitida, la segunda tarea universitaria sea la enseñanza. Pero no la mera transmisión de conocimiento o habilidades. Ellos no sería suficiente para aprender la verdad que exige del hombre profundidad espiritual. Por tanto la formación (educación) es también quehacer universitario”[2]

El ejercicio docente lleva consigo el acto de investigar y este hábito debe ser trasmitido y contagiado a los estudiantes con el fin que estos aprendan a descubrir la verdad con sus propios esfuerzos.
El docente que sólo se limita a transmitir conocimiento, pasándolos de una cabeza a otra, sin procesar ese conocimiento críticamente, simplemente produce profesionales que sólo “saben hacer”, pero no aprenden a pensar para poder hacer el proceso de investigación hacia el interior de la verdad.
c)    Servir: Nuestra universidad tiene como lema central: “Sirviendo a la Comunidad”[3]; expresión que se constituye en un componente fundamental de su carácter de inspiración cristiana. A la base de los principios fundadores de la UPOLI, está el diseño y la visión con que la concibieron sus fundadores hace ya cuarenta y seis años y que se expresan claramente en su misión: “ser una institución universitaria de formación integral y cristiana, cuyo perfil sea el servicio público, bajo un carácter autónomo y una vocación para servir a los sectores de la juventud nicaragüense, provenientes de las clases sociales emergentes”[4].
El acto de servir y del cual la UPOLI ha hecho su lema institucional, no es un simple slogan, el verbo “servir”, inspirado en el llamado del evangelio, para seguir el ejemplo de Jesús de Nazaret, tiene una profundidad teológica de enorme trascendencia, que orienta el proyecto educativo de la Universidad Politécnica de Nicaragua. El impacto de esta expresión se deja ver de manera muy clara, en la misión, visión, fines y principios; estipulados en sus Estatutos y Reglamentos y que por razones de la extensión de este escrito, simplemente lo remito a su referencia (Artículos, 3,4,5,6,7 de los Estatutos y Reglamentos de al UPOLI 2010 y sus respectivos incisos).
Sin embargo, no quiero dejar la ocasión para subrayar que el sentido teológico del servicio, más allá de las palabras, tiene su enfoque en el caudal de esfuerzos que como comunidad académica podemos poner al servicio del ser humano y de la sociedad, a fin de lograr su verdadera transformación. En unos párrafos de más adelante, abordaré con más precisión algunos aspectos teológicos y pastorales que considero constituyen ejes fundamentales de la identidad cristiana de la UPOLI y de su vocación de servicio público.
Antes de iniciar el siguiente apartado, creo pertinente decir que si la docencia y la investigación son misiones inseparables dentro de la función de la universidad para que esta adquiera carácter de tal, no obstante, ellas carecen de total sentido si no tienen en la institución de enseñanza superior (IES) una finalidad al servicio de la comunidad. El legado académico de la universidad debe traducirse en una correa de transmisión de la cultura y del conocimiento científico, para, como dice Ortega y Gasset: formar un hombre culto (1976:46).
Si la Universidad no guarda, dentro de su seno, el sagrado sentido de la cultura y su saber acumulado, la esencia de su ser universitario se verá convertida en un remedo de universidad, que no educa, sino instruye, que promueve el individualismo contra una conciencia social y el pensamiento crítico, que se ocupa más por la “excelencia académica” que por los valores de la solidaridad.
& Su identidad y su visión cristiana de la sociedad.
Al llegar a este acápite, pisaremos un terreno medular respecto al proyecto de Universidad que la UPOLI ha definido y proyectado desde los días de su fundación en 1967. El origen de esta Institución de Educación Superior (IES) obedece a factores históricos, culturales, económicos e ideológicos; pero sobre todo, a la visión cristiana de la persona humana y de la sociedad, presente en sus fundadores, que concibieron la idea de una Universidad que se ocupara de la formación integral y bajo valores cristianos de la juventud nicaragüense de los sectores de clase más pobres.
A fin de sistematizar algunas ideas maestras, que se pueden construir a partir de los testimonios de algunos de sus fundadores, que viven aún, y de los registros historiográficos que ya se han podido documentar, podemos trazar algunas “notas” de la Universidad. Estas “notas” designan una señal que caracteriza algunos de los rasgos distintivos de la entidad universitaria, de su identidad, como del carisma upoliano, que es preciso subrayar como parte de su cultura institucional.
! La Identidad de la UPOLI
La identidad, ya sea individual o colectiva; de acuerdo a la profesora cubana de la Torre, es uno de los más importantes procesos de construcción de sentido (2008:25). La identidad constituye, en todos los ámbitos de la vida social y cultural, un tema de relevada importancia y de inevitable recurrencia.
La necesidad de la identidad posee un interminable registro de literatura, estudios e investigaciones, que ocupan la atención de los diversos autores contemporáneos.
Con el objeto de tener un referente conceptual sobre la identidad; que nos aproxime a su definición general, podemos decir que: “la identidad de algo es la que hace referencia a procesos que nos permiten suponer que una cosa, en un momento y un contexto determinado, es ella misma y no otra, que es posible su identificación e inclusión en categorías y que tiene una continuidad en el tiempo” (de la Torre, 2008:57).
Dentro de las identidades podemos hallar características que permiten: a) generar sentimiento de pertenencia y afirmación. b) fluidez; esto quiere decir que la identidad es un concepto construido socialmente y sus componente se transforman constantemente. c) son múltiples, por ejemplo los individuos pueden adscribir a identidades diferentes, según su contexto, de tal manera que un médico, puede ser a la vez un profesional de la salud, nicaragüense, padre de familia, esposo, hijo, si tiene a sus padres vivos, o abuelo, si sus hijos o hijas han procreado. (Diez, 2009:19)
La identidad puede tener tres niveles categoriales: 1) Identidad atribuida, es la que viene desde afuera y que otros le asignan, tanto a un individuo como a un grupo, para distinguirlo de los demás. 2) Identidad proyectada, son los rasgos propios, escogidos, los que los individuos o grupos eligen como propios y extraños pero distintivos al interior de su grupo. 3) Identidad marcada, la que tiene como finalidad producir un efecto público o político. (Diez, 2009:20).
Es importante señalar que la identidad requiere de un proceso de elaboración y selección de marcadores de identidad que sirvan de elementos portadores de autenticidad y que permite que los individuos o grupos lo consideren como propio. (Diez, 2009:20).
Como no es mi intención detenerme en un análisis de la identidad como tal, sino más bien destacar los rasgos identitarios de la Universidad Politécnica de Nicaragua, voy a subrayar los elementos más específicos que distinguen a esta entidad universitaria, en su trayectoria, y que son marcadores de identidad para saber con certeza y claridad que la UPOLI es ella misma y no otras cosa.
! Una Universidad de inspiración cristiana evangélica.
La UPOLI, aunque no lo explicita el nombre que ella tiene, es una Institución de Educación Superior (IES), fundada por la Convención Bautista de Nicaragua (CBN) y como tal lleva la impronta de una Universidad cristiana evangélica de tradición Bautista, cuyas raíces se remontan a los anabautistas[5], movimiento surgido dentro de la Reforma Protestante del siglo XVI en Europa, y cuyo liderazgo correspondió a Martín Lutero Lutero,  Juan Calvino y Ulrico Zwinglio.
Dado el carácter cristiano evangélico de la UPOLI, es correcto afirmar que los ejes teológicos sobre los cuales se articulan su identidad y su misión, se derivan de un cuerpo de artículos de fe sustentados por el Credo cristiano primitivo y  por los postulados teológicos de la Reforma Protestante del Siglo XVI en Alemania. La UPOLI, si bien es cierto, proclama los artículos de fe de la comunidad Bautista mundial en su quehacer académico, ellos no son otros sino los que se derivan de la Confesión de Ausgburgo[6], que expone de manera oficial los principios del movimiento reformista. Son XXVIII los principios de la Reforma, sin embargo, se pueden resumir en cinco sus ejes bíblicos y teológicos:
a)    La Supremacía de Jesucristo (soli Deo)
b)    La Palabra de Dios (sola Scritura)
c)    La Fe (sola Fides)
d)    La Gracia (sola Gratia)
e)    La Comunidad cristiana (El sacerdocio universal de los creyentes)
No me extenderá más sobre este último punto, simplemente quiero subrayar que la UPOLI, una Universidad de inspiración cristiana evangélica, no puede desarrollar su proyecto educativo, ni formar el espíritu humano de espalda a estos principios cristianos que le dan su identidad distintivamente Evangélica y Bautista. Es preciso recuperar lo cristiano con nombre y apellido, dado que la denominación de “inspiración cristiana”, es un término ambiguo, en tanto ello no explicita la tradición de la cual la Universidad procede y el cuerpo de principios y valores que esta profesa. Muchas Universidades se autodenominan de inspiración cristiana, sobre todo las católicas. La UPOLI, no sólo es de inspiración cristiana, sino que su origen es evangélico-Bautista.
En otra perspectiva, de acuerdo al documento fundacional de la UPOLI, elaborado por el Patronato Pro-universidad Bautista[7] (abril de 1967), el lema: “Sirviendo a la Comunidad”, como un rasgo distintivamente cristiano, tiene la consistencia de concebir una institución de alto  nivel académico que testifique a Jesucristo por medio del “Servicio a la Comunidad”. Este lema, no es una mera frase de carácter filantrópico, ni una palabra cliché; sino una expresión con un profundo sentido bíblico y teológico, que no siempre se ha entendido con toda la fuerza y significado que esto implica.
Señalemos algunos aspectos:
El concepto de servicio en la tradición bíblica  tiene una connotación litúrgica, por cuanto se vincula a las acciones rituales que reconocen la supremacía de Dios; a quién se le debe rendir culto y  hacer ofrendas agradables, pero también tiene el sentido de proyectar ese servicio de forma horizontal, para el bien de los demás, como una ofrenda para Dios que refleja el amor hacia los pequeños de Dios, los pobres.
Concretamente en el Nuevo Testamento se emplean tres términos relacionados para hacer referencia al acto de servir:
V  Diakonos: Servidor, Ministro (2 Corintios 6:4; Colosenses 1:25; 1 Timoteo 3:12), cuyo énfasis está puesto en la acción de beneficiar a los demás.
V  Doulos: Siervo, se usa también para referirse al Pueblo de Dios (Filipenses 1:1; Efesios 6:6; 1 Pedro 2:16) y tiene el sentido de sumisión, tiene la figura del esclavo. Los cristianos primitivos proyectaban esta actitud de sumisión para reconocer a Jesucristo como Señor (Kyrios) y Amo (Oikodespotes), frente a la figura humano-divina del “Cesar”.
V  Litourgos: Ministro para un servicio especial del Estado. Aunque el término es de origen profano, el sentido cristiano de éste término es introducido para significar el puente que sirve para unir lo sacro y lo profano como un reconocimiento del señorío de Cristo en todas las dimensiones de la vida humana y la responsabilidad que Dios les encomienda (Romanos 15:16).

A partir de estas breves notas bíblico-teológicas, podemos extraer algunas líneas pastorales que pueden orientar el desempeño de la UPOLI:
  • La UPOLI es una universidad de carácter confesional, cuyos principios se sustentan en la misma práctica de Jesús, el pedagogo por excelencia y cuya lección magistral es “servir a los demás” como una oblación inspirada en el amor por los más pobres y excluidos. El acto de servir, en su sentido cristiano, equivale a una ofrenda que se dirige hacia Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable. La oblación, el acto de darse por amor, para usar un concepto ascético-cristiano, es algo que ubica al ser humanos en medio de la realidad más profunda de su existencia y lo confronta con su propia condición de necesidad y dependencia de Dios, muy al contrario de la imagen de ser humano que se construye a partir de una sociedad occidentalizada, consumista y materialista, que se apoya en el afán de gloria, de lucro y que movida por la inercia y la ignorancia sólo es capaz de experimentar la apatía espiritual.
  • Su praxis cristiana, traducida en un modelo educativo integrador de los valores cristianos, hace que la UPOLI sea una universidad de puertas abiertas, plural, democrática, tolerante con otras opciones religiosas e ideológicas practicadas por sus estudiantes, docentes y administrativos. Su firme convicción respecto a estos principios humanistas y cristianos, hacen intransable su proyecto y misión frente a cualquier prebenda o condición. (Líneas generales de organización y funcionamiento de la Universidad Bautista de Nicaragua, abril de 1967).
  • La UPOLI es una universidad de un perfil ecuménico, siendo ésta de confesión cristiana evangélica. No discrimina, ni excluye a quienes se insertan como profesionales en su proyecto educativo, procedan de la tradición religiosa que sea. Su capilla, ubicada como un símbolo de identidad cristiana en el centro del campus, ha estado siempre abierta a toda actividad cristiana, sin restricción denominacional. La ecumenicidad, es una vocación cristiana, inspirada en el mismo evangelio y en la oración sacerdotal de Jesús, cuando pide que todos los cristianos “sean uno” (Jn. 17) para que el mundo crea. El espíritu de la ecumenicidad hace posible que se disipen las fronteras, los prejuicios y la intolerancia, creando escenarios de verdadera fraternidad y un hábitat donde el “otro” ya no es un extraño, sino un hermano. Este clima de fraternidad cristiana, ha marcado a nuestra Universidad Politécnica desde sus orígenes y es un factor distintivos de nuestro modo de ser upoliano, y no se puede perder bajo ningún punto de vista.
! El Carisma de la UPOLI
La palabra Carisma (gr. Carisma), cuyo significado es don, gracia, dádiva (Ro. 1:11; 5:15, 6; 1Cor. 7:7; 2Cor.1:11), no es un término común y de uso profano, es decir, en raras ocasiones se puede hallar en el griego clásico. Lo que sí podemos afirmar es que es un término de uso paulino en el Nuevo Testamento y su significado es algo que nos llega gratis y sin merecerlo. Su sentido teológico es que lo recibido proviene de la gracia Dios, sin méritos o esfuerzo personal para lograr esa dádiva. En el sentido eclesiológico, la comunidad cristiana es dotada del don del Espíritu Santo para desarrollar la misión encomendada, y quienes se incorporan a ella por la conversión de fe y el Bautismo cristiano, reciben los carismas (dones) del espíritu para el desempeño de su ministerio.
Debo precisar que no me detendré en un análisis estrictamente bíblico-teológico sobre el tema, sino más bien resaltar que en el caso de la Universidad Politécnica, dado su carácter de inspiración cristiana evangélica de tradición Bautista, posee una determinada espiritualidad (carisma) que le da a esta institución su marca, su identidad, su clima. Si bien es cierto que la UPOLI es una Institución de Educación Superior, dedicada a la producción del conocimiento científico, ella lo hace desde cierta opción creyente, desde una visión cristiana del ser humano y de la sociedad, bajo el influjo de los valores del reino de Dios, cuyo centro es Jesucristo. Partiendo de este núcleo podemos decir que en la trayectoria de nuestra Universidad, el carisma upoliano, viene dado por una cierta práctica de koinonía cristiana, que se ha traducido con el tiempo en acciones concretas y distintivas de solidaridad. En un sentido cristiano, para que haya solidaridad es necesaria que haya koinonía y la koinonía cristiana tiene dos vertientes: una mística, en tanto que ésta vive una comunión en Cristo y en el Espíritu; y otra social, mientras ésta se da relacionalmente bajo el servicio mutuo y la corresponsabilidad. La dimensión carismática de la UPOLI, en tanto comunidad académica, sociológicamente identificable, deriva de una plena y auténtica comunión (koinonía) y relación frontal con Jesucristo. Todo el sistema de relaciones de poder y autoridad en la comunión universitaria están dados por esta dimensión carismática inspirada por el Espíritu de Cristo vivo y presente en nuestra Universidad.
¿Cómo se traduce socialmente en nuestra comunión universitaria la koinonía cristiana? Yo me atrevería a decir, sin temor a equivocarme, que ésta se testimonia en la solidaridad. La razón que me asiste para esta aseveración es que la solidaridad, que es otra manera de llamar al amor, y según San Pablo el camino más excelente, es esencial al cristianismo. La práctica cristiana de la primera comunidad, según Lucas en los Hechos de los Apóstoles, es que algunas de sus acciones fundamentales la iglesia primitiva las hizo en clave de solidaridad. Primero, pusieron todas las cosas en común (Hch.2:42-47; comunidad de bienes). Segundo, Servicio Social a los Pobres (Hch. 6:1-7; Obras de  Misericordia). Tercero, Ofrenda para los necesitados (Hch. 11:27-30; Colectas solidarias).
La vida fraterna y solidaria que se expresa socialmente en una estructura institucional, denominada de Inspiración cristiana, necesariamente está determinada por una relación de solidaridad horizontal ligada a una experiencia de fe comunitaria con Jesucristo y que sería la comunión vertical que verdaderamente verifica que: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1Jn. 4:8). El carisma o la espiritualidad de la solidaridad, es una práctica constante en la trayectoria de nuestra Universidad; esta se puede verificar en acciones concretas con la oportunidad y posibilidad que muchos estudiantes, de niveles sociales pobres tienen, al poder optar a una carrera universitaria con un sistema de becas y de aranceles, comparativamente más accesible en relación a otras universidades. El programa de Extensión es otro testimonio evidente que el carisma de la UPOLI hace justicia a su lema: “Sirviendo a la Comunidad”, que no es otra cosa que poner en práctica la koinonía cristiana, en su dimensión diaconal (servicio social) y horizontal expresada en la solidaridad.

Bibliografía
  1. Ander-Egg, Ezequiel, (1995) Técnicas de Investigación Social, Editorial Lumen, Buenos Aires, Argentina
  2. Navarro, Abarzú Ivan,(1990) Bases filosóficas para una renovación pedagógica, Ediciones Paulinas, Santiago de Chile
  3. Freire, Paulo, (1970) Pedagogía del Oprimido, Santiago de Chile
  4. Jaspers, Karl,(1959) La idea de la Universidad, Buenos Aires,
  5. Estatuto y Reglamento General de la UPOLI, Managua, 2010
  6. Sembrando con Lágrimas…Cosechando con regocijo (2007) Universidad Politécnica, Managua, Nicaragua
7.    De la Torre, Molina Carolina (2008) Las identidades: una mirada desde la Psicología, Ruth casa editorial, La Habana, Cuba.




[1] El presente texto es parte de un documento más extenso titulado “La Universidad y la producción del conocimiento”, sin publicar, y que escribí hace dos años. Tiene algunas pequeñas modificaciones que no altera el texto, ni el sentido original.
[2] Jaspers, K. (1957) La idea de la Universidad, Buenos Aires, pp. 394-428
[3] Artículo n° 3 Estatuto y Reglamento General de la UPOLI, 2010
[4] Sembrando con lágrimas, cosechando con regocijo, UPOLI, 2007, p. 118
[5] Los anabautistas o “rebautizadores”, tienen su origen en una variedad de grupos religiosos que cohabitaban al interior de la reforma religiosa del siglos XVI, y que manifestaban su inconformidad con Zwinglio y con su programa de reforma sostenido por el Estado. De acuerdo con teorías sostenidas por historiadores bautistas, la que más sustento tiene sobre el origen de este movimiento es la teoría sobre la restitución separatista, en la que se que establece que el movimiento anabautista se remonta al siglo XVII en Inglaterra como una fase del movimiento separatista, que a su vez surgió del puritanismo. Rechazaron el bautismo infantil y reinstalaron la inmersión como verdadero bautismo bíblico.
[6] La Confesión de Ausgburgo constituye la primera exposición oficial de los principios luteranos que será llamado posteriormente protestantismo. Fue redactada en 1530 por Felipe Melanchton para ser presentada en la Dieta de Ausgburgo (ciudad del Saco Imperio Romano Germánico) ante la presencia de Carlos V. Todavía hoy es considerado uno de los textos básicos de las Iglesia Protestante de todo el mundo y forma parte del Liber Concordiae luetrano.

[7] El documento del Patronato Pro-universidad Bautista registra el lema “Sirviendo a la Comunidad”, frase acuñada por el Rev. Valdo Galland y que el Dr. Herrara, Rector fundador, confirmaba en una carta del 13 de mayo de 1967 como un lema certeramente evangélico, ubicado en nuestra realidad y muy distinto  las frases latinas de las universidad históricas y públicas un tanto poética.

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