Arte y Teología en los Murales del barrio El Riguero
Creo que para nadie es desconocido el relato del libro del Génesis en la Biblia, en el que Dios ordena a Abraham el sacrificio de su hijo Isaac, hecho por cierto, escalofriante cuando nos imaginamos lo que eso significó para los sentimientos paternales del patriarca de la fe. Ese relato como otros, de enorme peso simbólico, están expresados en el arte cristiano y la pintura artística siendo parte de las bellas artes que contribuyen a embellecer catedrales, monasterios, lugares de reposo, etc. y que por la importancia y trascendencia cultural que ellas representan, muchas obras del arte eclesiástico, se han convertido en patrimonio universal, esto incluye la pintura, la música, y la escultura.
La iconografía cristiana a lo largo de su trayectoria se ha convertido en una ciencia auxiliar e independiente que recoge e interpreta no sólo el sentimiento religioso y sus creencias, sino que también crea, abre horizontes a la historia y a la evolución del pensamiento y del sentimiento religioso. La iconografía cristiana interesa no sólo a la historia del arte, sino también a la historia de la civilización.
Entre los años 1982 y 1985, el pintor y escultor italiano Sergio Michilini junto con un equipo de colaboradores y en los que se destacaron pintores y estudiantes, pintaron la historia de Nicaragua en murales al interior de la Iglesia Santa María de los Ángeles, en el Barrio el Riguero de Managua.
El poeta Ernesto Cardenal, Ministro de Cultura de la época, señaló en su discurso de inauguración de los murales: “Queremos agradecer en primer lugar a los profesores de Italia que han venido a enseñar el muralismo a nuestro país y a pintar con sus alumnos de la Escuela de Artes Plática, estos murales que ahora estamos inaugurando, que el Ministerio de Cultura ha declarado Patrimonio Nacional Cultural”; agregó por otra parte también que los murales son un testimonio de muerte y resurrección en la historia de una Iglesia del pueblo que entregó mártires que lucharon por la liberación de Nicaragua. Concluyó su discurso animando al pueblo a no temer y que los murales tienen un sentido profético como lo es la misma Iglesia, la voz de los que no tiene voz. La historia de los murales, como la de la misma Iglesia en el Barrio el Riguero, es la historia de una comunidad popular cristiana que encarna los valores del evangelio en medio del pueblo, sale a las calles, y se enfrenta a las fuerzas represivas del poder y se martiriza para liberar la patria y construir el Reino de Dios; es de ese modo, la vivencia de un evangelio que es sal y luz en medio de las luchas políticas y sociales.
Los que ofrecieron esta obra, como Michilini y sus colaboradores en los murales de Santa María de los Ángeles, demostró lo que puede ser la solidaridad artística con Nicaragua en aquel histórico momento. Como dijo el P. Uriel párroco de esa comunidad también en su discurso inaugural: “…Ellos en realidad se han encargado de que sus obras en Nicaragua, nacieran en Nicaragua, de su historia, de sus luchas, de sus esperanzas”.
En su momento se acusó a la obra de “politización” y “profanación del Templo”. El P. Uriel respondió diciendo: “Los mismos cristianos, sacerdotes, obispos, que consideraron siempre normal la presencia en el “arte sacro” la presencia de Reyes, Conquistadores, Generales, Cruzados y otros representantes de los imperios cristianos, gritan hoy el escándalo porque en la Iglesia aparecen las imágenes de guerrilleros como Sandino, Carlos Fonseca, Camilo Torres y Gaspar García Laviana”.
Al igual que en aquellos momentos, con un país polarizado políticamente, se vuelve a abrir el debate en la opinión pública sobre el sentido y significado de los murales de la “muerte y resurrección” en medio de la comunidad cristiana del Riguero, e incluso con aparentes señales de violencia, como testimoniaban dos defensores de los murales en un programa de la televisión nacional. Los murales han dividido internamente a la comunidad de la parroquia Santa María de los Ángeles, distorsionando el sentido histórico, artístico y teológico que ello representa, bajo el argumento que las pinturas no son “cristianas” y que distraen la espiritualidad de los feligreses y se contradice con lo que anuncia el evangelio. Más allá de las discusiones de carácter artístico y teológica, que pudieran legitimar o no el lugar del mural dentro de la Iglesia, la memoria histórica de una sociedad que vivió un proceso revolucionario y que atraviesa la conciencia social y política de un pueblo, no se puede negar, si así fuera, sería como negar la propia identidad nicaragüense. Cada actitud, cada mecanismo, tiene su propia historia. Por más que se oculten los murales dentro del templo es lo mismo que ocultar nuestra historia, negar nuestra memoria, desconocer el pasado y eso es imposible. Los pueblos que no conocen su pasado o lo ocultan, vuelven a repetirlo. La Iglesia, su fe, sus diversas devociones, son parte de la cultura popular y de la vida social y cultural, por tanto, los murales de la Iglesia del Barrio el Riguero; que recogen la gesta histórica de liberación de nuestro pueblo y que se remonta desde la época precolombina hasta nuestros días deben ser cuidados como se cuida la soberanía de un país, no son propiedad individual, ni de un grupo en particular, sino del pueblo aunque hayan sido puestos dentro de un templo, es arte, es cultura, es historia, es memoria, es patrimonio y eso no se tranza.
Según carta fechada el 19 de marzo de 1984 y dirigida al Padre Uriel Molina por el Ministerio de Cultura, firmada por la Directora Amelia Barahona, de la Dirección General del Patrimonio Histórico; los murales ubicados al interior de la parroquia Santa María de los Ángeles del Barrio el Riguero, y según la resolución Nº 2 son declarados Patrimonio Cultural Nacional y de acuerdo a esa ley vigente el Ministerio de Cultura a través de la Dirección de Patrimonio, tiene la responsabilidad de velar por su conservación. Esta resolución está certificada notarialmente y consta en la Gaceta Nº 282 del año 1982. Creo que un cuando una obra, cualquiera esta sea, se declara Patrimonio Cultural Nacional las discusiones o debates sobran.
Guillermo Gómez S
guidase@yahoo.com
1 comentario:
Gracias por estas entradas del blog sobre arte sandinista, a mí también me apasiona este tema. Sobre lo que dices recuerdo dos cosas: 1) en cuanto al valor artístico ya indiscutible de las obras producidas en este periodo revolucionario, a mi gusto, el mejor texto es el del estadounidense David Craven "The New Concept of Art and Culture in Nicaragua Sandinista". Texto super dificil de conseguir en México, por cierto, pero creo que se puede comprar por internet. Y 2) Las dicusiones que se dan en torno al valor cultural, teológico, político y social de los murales y otras expresiones del arte revolucionario tienen que ver con lo que Louis Althuser identificaba con la lucha entre la ideología dominante (que es la de la clase dominante, antipopular) contra la ideología revolucionaria. La lucha de clases pero en distintos ámbitos de la cultura humana; lucha por las palabras en poesía, lucha por los conceptos en filosofía, lucha por las formas y contenidos en las diversas manifestaciones artísticas, lucha por el dios verdadero en la teología y religión.
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