miércoles, 4 de julio de 2007

El Anticristo y la guerra por el poder II

El caso de la secta “Creciendo en Gracia”

Palabras previas

En un primer momento me resistí a pensar en el tema y prestarle su atención. Sin embargo, mi oficio de teólogo y estudioso de los fenómenos religiosos, me empujaron a observar el fenómeno más de cerca y buscar las fuentes y la información que me ayudara a describir e interpretar lo que está sucediendo con las sectas en Nicaragua y en especial con el Ministerio Internacional “Creciendo en Gracia” y su impacto en varios países de América Latina.

Muchos están interesados en este tema, y quieren saber qué es lo que está detrás de este movimiento y qué representa realmente. Otros simplemente lo califican de un loco más, entre tantos locos sueltos que deambulan por este loco mundo, creyéndose Jesucristo. Lo que ha llamado mi atención es que cuando se anunció la visita de Miranda a Nicaragua, los medios de comunicación pusieron la alerta sobre un asunto que había pasado inadvertido hasta ahora, sobre todo cuando el movimiento tiene una trayectoria de veinte años desde que nació en Estados Unidos y que en nuestro país cuenta ya con unos cuantos años. La novedad no está en la secta en sí, en cuanto grupo minoritario que sigue a un líder con cierto carisma, sino en los anuncios metamorfósicos de su líder y su auto-proclamación divina.

Con el objeto de sistematizar algunas ideas y ofrecerles algunas pistas de identificación del fenómeno, quiero dividir mi exposición en los siguientes puntos:

1. El fenómeno sectario en la América Latina.
2. Cómo identificar una secta
3. Causas y tipologías de las sectas
4. La secta Creciendo en Gracias: su características, su doctrina, sus peligros


1. El fenómeno sectario en A.L.


Evidentemente que el panorama religioso en América Latina ya no es el mismo que hace cuarenta años. La geografía de lo sagrado y de lo religioso tiene un nuevo trazado, a partir de la flexibilización y disolución de fronteras confesionales y la emergencia de nuevos movimientos religiosos que marcan nuevas tendencias y hunden sus raíces en antiguas y distantes tradiciones. Algunos estudiosos del fenómeno religioso en A.L. como Kepel, usan la noción de transversalidad, para decir que una misma idea religiosa puede hacerse presente en viarias iglesias o movimientos religiosos a la vez. Por ejemplo hay quienes dicen que un alemán podría convertirse al Islam leyendo el Corán por Internet, o un católico puede experimentar la glosolalia en un culto carismático o un mesiánico puede predicar en una iglesia católica. No se trata de un sinónimo de ecumenismo, ni transconfesionalidad, ni de diálogo inter-religioso, sino de construir un concepto que permita captar la fragilidad creciente de las fronteras religiosas. Se trata de la caracterización de un fenómeno que traspasa a las iglesias y religiones a pesar de las diferentes identidades. Las identidades religiosas hoy parecen ya irrelevantes, como lo es la religión, en cuanto fenómeno sociológico. Mientras por un lado las identidades religiosas carecen de líneas fronterizas, por otro lado la religión carece de espacio funcional en su contexto cultural. Por esta razón es que hoy se habla de des-institucionalización de los dogmas, de reacciones fundamentalistas, de difusos misticismos (New Age), de religiosidad secular. Según Mardones, estamos presenciando una especie de reblandamiento institucional que deja libres los símbolos religiosos. Estamos frente a nuevas formas de espiritualidad, menos ritualizadas y burocratizadas, donde predomina lo personal y comunitario.

¿Por qué esta mutación, que ha hecho que el mapa religioso de América Latina haya sufrido un proceso de transformación?. La modernidad latinoamericana tiene característica particulares que proviene de su proceso histórico y cultural que la hacen diferente de la modernidad europea y que en el campo de estudio de la religión descentran el enfoque de la “secularización” que ha predominado en le viejo mundo.

Mientras en Europa el proceso de secularización comenzó aceleradamente en el siglo XIX, en América Latina, desde la conquista ibérica hasta la década de 1950 la hegemonía católica logró resistir los embates de los ilustrados, los liberales radicales, los protestantes, los comunistas, bajo una férrea mentalidad de cristiandad o unanimidad cristiana, donde lo religioso y lo político son inseparables y la disidencia era vista como una herejía, o disidencia social. Esta hegemonía apoyada por las élites criollas habría encontrado en la Iglesia Católica y en el catolicismo, una forma de mantener la identidad nacional frente a la fragmentación regional y política. Este proceso de secularización en América Latina no habría sido generalizado ni profundizado sino hasta la segunda mitad del siglo XX.

Siguiendo al sociólogo Jean Pierre Bastían en su estudio sobre la “Mutación religiosa en América Latina”. La unanimidad católica parecía dominar las esferas públicas y privadas, a pesar de una cierta autonomía de las prácticas religiosas populares que mixturaban y recreaban elementos ancestrales indígenas y africanos: “Este catolicismo polimorfo cubría la inmensa mayoría de las manifestaciones religiosas latinoamericanas en lo que podía parecer una cultura católica integrada. (Bastian 1997:42).

Los cambios estructurales en que se manifiestan la mutación consisten en:

1. El mapa religioso de América Latina desde hace 40 años se está transformando rápidamente, configurándose un nuevo trazado en la geografía de los sagrado y lo religioso
2. una enorme variedad de nuevos movimientos religiosos han surgido en todos los países de le región
3. Estos movimientos han conquistado, poco a poco y de manera creciente, un espacio hasta entonces monopolio absoluto de la Iglesia católica romana.
4. Al contrario de lo que ocurrió durante cuatro siglos y medio, los nuevos movimientos religiosos se declaran en competencia abierta con la instancia religiosa hegemónica y construyen empresas religiosas rivales disputándose la clientela y los bienes de salvación.

El surgimiento y consolidación de nuevos movimientos religiosos en ruptura con la Iglesia católica corresponden a una actitud diferente, más receptiva y autónoma de los pobladores latinoamericanos, afectados por factores endógenos (económicos políticos y religiosos) y por factores exógenos (globalización). Sobre este último factor, especialmente quiero hacer unos señalamientos. La hegemonía de un modelo capitalista de libre mercado que rompe fronteras nacionales y la ingerencia total de los medios masivos optimizados por los avances tecnológicos, ha generado un fenómeno cultural conocido como “globalización”, cuyas características son:

a) homogeneización de referentes y mecanismos dirigidos al consumo
b) Inmediatez y ampliación de información desde y sobre el planeta

Las facilidades de movilización internacional de personal, materiales y dineros, lo mismo que de emisión y recepción de mensajes, ha permitido la libre circulación de ideas y estructuras religiosas que han multiplicado el abanico de opciones y modelos, socavando el monopolio de una sola Iglesia.

El proceso de globalización ha permitido un fenómeno de transnacionalización de religiones e iglesias como a su vez de transversalidad religiosa: esto significa que la presencia de nuevos movimientos religiosos, nuevos templos, nuevas oferta, son parte del paisaje urbano y abundan en canales de televisión y estaciones de radio llegando hasta los lugares más apartados del planeta. La privatización de la religión ha llevado a líderes religiosos y a empresas misioneras a adquirir canales de televisión privados, emisoras de radio y prensa escrita para difundir sus mensajes. Este acceso a los medios masivos de comunicación ha hecho posible que muchos de estos nuevos movimientos religiosos se consoliden económicamente ejerciendo influencia política mediante el voto de su clientela religiosa.

El creciente mercado religioso, se expresa y evidencia en la oferta y demanda de testimonios de milagros, sanaciones y riquezas, bajo una actitud e ideología conocida como “teología de la prosperidad”, la que tiene entre sus características principales el establecimiento de una relación causa-efecto entre la aceptación de una fe y el disfrute de la abundancia económica, acompañada de una pastoral gerencial. Lo religioso ha pasado a la esfera del mercado de masas y su lógica consumista. Esto no sólo se da en el ámbito de las iglesia de la teología de la prosperidad, sino de empresas privadas no institucionalmente religiosas con un mercado de lo mistico-esotérico y en a que se promueve todo un conjunto de objetos y servicios como profecías, horóscopos e influencias astrales, extraterrestres, culturas antiguas, Nueva Era etc., son los nuevos materiales heteróclitos con los que se construyen nuevas respuestas religiosas alternativas a las creencias tradicionales de la población.


En medio de este complejo, fragmentado y difuso paisaje religioso, se puede sospechar que hoy se solicita a la religión que colme el vacío dejado por el fracaso de la utopía moderna. La religión vendría a ser así uno de los lugares donde se resiste el proyecto de la modernidad. La crítica posmoderna encontraría, de hecho, en la religión uno de los vectores institucionales donde cristaliza y se expresa para amplias mayorías no intelectuales el malestar de la modernidad. Se cuestionan no sólo los valores de la modernidad, sino el estilo de vida, los imperativos éticos e intelectuales que están en el desarrollo moderno occidental: el progreso científico, el desarrollo tecnológico y la expansión del consumo.

Es en este contexto de flexibilización y disolución de fronteras confesionales; como de rompimiento del corpus cristianum hegemónico, en el cual se dan las condiciones y el terreno propicio para el surgimiento de los nuevos movimientos religiosos que hoy pululan por el continente.

2. Cómo identificar una secta

En 1978, la opinión pública mundial fue sacudida por el reporte del suicidio colectivo de 914 personas en Jonestown, Guyana. Todos eran seguidores del reverendo Jim Jones, quien también se autoinmoló. Desde entonces se ha observado una mayor frecuencia de acontecimientos de este tipo o parecidos.
En marzo de 1993, más de 80 personas se suicidaron junto con David Koresh, en Waco, Texas, por motivos religiosos (Gaustad, 1993:629). En 1994, el grupo esotérico La Orden del Templo Solar sorprendió a los analistas sociorreligiosos al efectuar varios suicidios diferidos en Suiza y Francia. Todos los participantes eran seguidores del homeópata europeo Luc Jouret. Cuarenta y ocho murieron en el primero de los sucesos y otros más posteriormente.
En el mes de noviembre de ese mismo año, las autoridades de Ucrania impidieron el suicidio colectivo de los seguidores de Marina Tsvygun, quien afirmaba ser la reencarnación de Cristo. Fueron arrestadas 779 personas en Kiev. El culto tenía en ese entonces 150 mil seguidores en la ex Unión Soviética y se llama La Fraternidad Blanca.
El 20 de marzo de 1995, en Tokio, Japón, Shoko Asahara ordenó a sus seguidores de la secta La Verdad Suprema, colocar bombas con gas sarín neurotóxico en el sistema de transporte del metro. El resultado: más de cinco mil intoxicados y doce personas muertas. Seis semanas más tarde, los mismos adeptos de La Verdad Suprema (Aum Shinrikyo en japonés) perpetraron un nuevo atentado terrorista en otra estación. Afortunadamente, hubo un retraso en el mecanismo de la bomba y ésta pudo ser desactivada a tiempo. De no haber sucedido esto, la mezcla de cianuro e hidrógeno que contenía el artefacto explosivo hubiera privado de la vida en minutos a aproximadamente 20 mil usuarios del tren subterráneo.
Los anteriores, son ejemplos claros de lo que son y hacen algunas sectas destructivas extremistas a nivel internacional, las cuales han llamado la atención de especialistas y medios de comunicación por igual. Sin embargo, a pesar de su popularidad, representan tan sólo la punta del iceberg. Solamente en la Unión Americana algunos analistas calculan que existen tres mil grupos que pueden ser clasificados como sectas destructivas (Hassan, 1997). Cabe señalar que no todas tienen la capacidad para provocar actos masivos de terrorismo como los que realizó La Verdad Suprema, o propósitos de inducir suicidios colectivos como lo hizo Jim Jones. Hoy por hoy, la violación, el abuso sexual de menores, el daño patrimonial a través del fraude organizado y la inducción de distintas enfermedades mentales son algunas de las prácticas más comunes en que día a día incurren cientos de grupos religiosos y pseudo científicos que forman parte de una nueva patología social.

Marco de concientización para la sociedad

Dicha problemática, que según todos lo indicadores confiables llegó para quedarse y tiende a crecer y a volverse más compleja, hace necesario tener un marco de clasificación y metodología de análisis para concientizar adecuadamente a la sociedad acerca de la existencia de esta innegable realidad. El conocer las diferentes definiciones que se manejan en este campo evitará que la sociedad, especialmente los medios de comunicación, los líderes de opinión, y académicos poco familiarizados con el tema, caigan en el extremo de catalogar ligeramente como secta a cualquier agrupación, generando a su alrededor un clima de intolerancia, rechazo y hostilidad.
Esto debe ser especialmente tomado en cuenta, ya que tradicionalmente la palabra secta tiene una connotación peyorativa en el sentido de herejía ideológica o heterodoxia doctrinal (esto según la perspectiva de una u otra mayoría religiosa y dependiendo del país que se trate). Sin embargo, la carga semántica negativa de la palabra secta no sólo se ha hecho más fuerte, sino cualitativamente distinta, a partir de 1978, año en que ocurrió el ya citado suicidio colectivo encabezado por Jim Jones, en Guyana. Desde entonces, la opinión pública mundial comenzó a percibir el significado de la palabra secta como una agrupación antisocial, siniestra, de conducta fanática y peligrosa. Es pues así, que hoy en día el concepto de secta trae a la memoria de millones de personas, no sólo la noción de disidencia religiosa doctrinal, tampoco el concepto más neutral de facción, sino, sobre todo, y conforme pasa el tiempo, la idea anteriormente descrita.

Ha sido D. Hervieu-Léger, quien tomando una expresión weberiana, ha definido como “comunidades emocionales” a los diversos grupos de inspiración cristiana que predominan hoy como los carismáticos, grupos de oración, grupos zen, círculos ecuménicos libres etc. Todos ellos presentan rasgos como los siguientes:

a) adhesión personal voluntaria a dichos grupos, que crea un fuerte lazo emocional entre la comunidad y cada uno de los miembros. Normalmente son grupos reunidos en torno a un personaje carismático, a cuyo rol profético se apela con frecuencia.
b) Relativa porosidad en sus fronteras: las comunidades emocionales son, por lo general, modos flexibles de asociación. Es decir, predomina una relación subjetiva y pragmática del compromiso con un grupo religioso a aún con la religión misma. Se subraya así el vínculo interpersonal y su libertad frente a las implicaciones sociales.
c) Predominio de la experiencia espiritual de los participantes frente a las formulaciones dogmáticas u objetivas. El control de la ortodoxia lo ejercen los investidos de poder dentro del grupo.
d) Localismo, en el sentido de que el horizonte y la legitimación de su existencia recae sobre el propio grupo y sobre el portador del carisma. Este rasgo hace a estos grupos poco receptivos y bastante alérgico a las normas establecidas desde fuera de ellos.
El tema de las religiones en general, y el de las sectas destructivas en particular, es una realidad cada vez más significativa en el mundo contemporáneo. La globalización religiosa y su efecto concomitante al favorecer la pluralidad religiosa y el multiculturalismo, tienden, por un lado, a crear rechazo y recelo ante lo nuevo y diferente, lo cual genera intolerancias ancladas en prejuicios y falta de información. De allí la importancia de utilizar responsablemente términos como secta. Por otra parte, la corrupción y la cultura de la impunidad prevalecientes en la mayor parte de Latinoamérica, crean condiciones idóneas para el florecimiento de organizaciones religiosas —algunas de ellas muy sofisticadas y a menudo con historiales delictivos— que aprovechando la libertad de creencias, explotan y violan los derechos humanos de sus adeptos. En la globalización, pues, coexisten dos realidades antitéticas paralelas: el aumento de la intolerancia y el aumento de los abusos religiosos por parte de organizaciones de carácter coercitivo. Esto hace peculiarmente importante el contar tanto con leyes que protejan la libertad de creencia, así como con marcos analíticos y definiciones claras para identificar grupos religiosos destructivos que violan los derechos humanos.
No es fácil consensuar una definición por lo complejo de este tema y por las variadas definiciones que encontramos en diversos estudiosos de este campo. Sin embargo, quiero apoyarme en una definición de E. Troeltsch y de J Vernette sobre la secta: “La secta es una sociedad de tipo voluntario, compuesta por creyentes cristianos relacionados de acuerdo con criterios muy estrictos y solidarios entre sí por el hecho de que todos ellos han experimentados un “segundo nacimiento”. Estos creyentes viven aparte de la sociedad, en grupos limitados y reducidos, dan más importancia a la ley que ha la gracia, y, dentro de su propio círculo, establecen en diverso grado un orden cristiano basado en el amor. Todo ello se hace para prepararse y esperar la llegada del reino de Dios”. (Troeltsch)
“La secta es la expresión privilegiada de la contestación de las capas inferiores de la sociedad. Nace de una voluntad de fraternidad, de igualitarismo, de comunidad y del compartir. Se funda en el compromiso personal y el asentimiento interior a una ética más radical que aquella que sustentan los miembros de las iglesias” (Vernette).
Desde una perspectiva socilógica una secta es un grupo convencional de gente que participan de las mismas experiencias religiosas y tienen las siguientes características:
1. Factor de seguridad y certeza. Los miembros de la secta tienen conciencia de pertenecer a un grupo que acapara la verdad y la salvación.
2. Factor afectivo. El grupo se considera autosuficiente y no tiene contacto con otras organizaciones si no es para convertirlas e integrarlas a su propio seno. No hay lugar para el diálogo, si para el proselitismo. No se ejerce la caridad más que al interior de su propio grupo que llega a convertirse en un auténtico ghetto que acapara los conceptos de patria y familia, donde el líder es el padre y la secta es la madre.
3. Factor de rigorismo doctrinal, disciplinar y moral. Se concede una primacía total a los principios, a las doctrina y a su interpretación, por encima de los derechos de las personas; lo que prima es el orden, que se identifica con la voluntad de Dios.
Las sectas destructivas o explotativas son organizaciones pseudos-religiosas, pseudos-filosóficas o pseudos-culturales, de estructura piramidal y totalitaria, que se dedican a la captación de adeptos para explotarlos mediante falsas promesas y técnicas de coerción psicológica, siempre en provecho del afán de poder y de lucro de sus líderes.
Los siguientes puntos son aclaratorios frente a la dificultad que presenta la palabra secta para distinguir a los grupos destructivos de lo que no los son:
1. Grupo cohesionado por una doctrina demagógica y encabezado por un líder carismático que es la divinidad misma o un elegido por ella.
2. Estructura teocrática, vertical y totalitaria, en donde la palabra de los dirigentes es dogma de fe. No hay lugar para disentir
3. Exigen adhesión total al grupo y obligan a romper con todos los lazos sociales anteriores a la entrada al culto.
4. Viven en comunidades cerradas o en total dependencia del grupo.
5. Suprimen las libertades individuales y el derecho a la intimidad
6. Controlan la información que llega hasta sus adeptos, manipulándolas a su conveniencia.
7. Utilizan sofisticadas técnicas neurofisiológicas enmascaradas bajo la meditación o el renacimiento espiritual que sirven para anular la voluntad y el razonamiento de los adeptos, causándoles muchas veces lesiones síquicas graves.
8. Propugnan un rechazo total a la sociedad y a sus instituciones.( polarización bien-secta y mal-sociedad).
9. Sus actividades primordiales son el proselitismo y la recolección de dinero En el caso de las sectas multinacionales, el dinero es enviado en buena parte a las centrales de cada grupo.
10. Bajo coacción psicológica obtiene la entrega del patrimonio personal de los nuevos adeptos a la secta o de grandes sumas de dinero.

4. Causas y tipología de las sectas
Las causa originantes de las sectas pueden ser múltiples, según etnologías, geografías, y sicologías. Los elementos pueden ser los siguientes:
a) Aparición de un líder, profeta o mesías carismático
b) Protesta al consumismo de la sociedad
c) Afán de novedad y personalismo de ser alguien para alguien
d) Falta de arraigo en la noción de unidad de la iglesia en la nación, al carecer de confesiones mayoritarias o creer que la religión es como una tecnología cambiante.
e) Burocratización antitestimonial de las iglesias.
f) Poder económico al amparo benéfico-social de una confesionalidad
g) Afán del tener sobre el ser
Agrupar las formaciones sectarias será siempre una tarea aproximativa y de referencia. Hoy día nos encontramos con diversos criterios de clasificación, atendiendo al número, al dato religioso, sociológico o geográfico, entre otros.
Atendiendo a una tipología meramente descriptiva, el francés Jean Vernette habla de sectas:
1. de los movimientos del despertar (anabaptistas, pietistas, metodistas, cuáqueros, pentecostales)
2. sectas curanderas (Ciencia cristiana)
3. milenaristas (Adventistas, jehovistas, mormones, moon)
4. sincretistas (sociedad teosófica, antroposófica, gnosis, cienciología, rosacruz, caodismo)
5. orientales (hare krishna, gurú maharishi, soka gakkai)
Desde el ámbito de la sociología Bryan Wilson las cataloga en sectas:
1. conversionistas : que inciden sobre la conversión personal (pentecostales)
2. revolucionarias: que afirman que el mundo va a cambiar drásticamente por una acción directa de Dios (jehovista, iglesia universal, ufología)
3. introversionistas: buscan la salvación al interior de su propia entidad rompiendo totalmente con el mundo y la sociedad (hare krishna)
4. manipuladoras: que buscan medios sobrenaturales u ocultos para conseguir la salvación (cienciología, rosacruz, teosofía)
5. taumatúrgicas: que esperan la salvación y la sanidad a partir de un acto salvador de Dios directo y milagroso
6. reformistas: que proponen una reforma del mundo mediante la reforma voluntaria de la conciencia (cuáqueros)
7. utópicas: que esperan la reforma del mundo como consumación de una reforma de la sociedad (amigos del hombre)
Desde una tipología lídero-cultual Martín las clasifica como:
1. Secta profética (jehovista, mormones)
2. Secta mesiánica (moon)
3. Secta satánica de misa negra (iglesia de Satán halo de Belcebú)
4. Secta luciferina de misa roja
5. Secta destructiva-delictiva (moon, niños de Dios, hare krishna)
En la actualidad parece primar una clasificación dicotómica (sectas y sectas destructivas) en función de la peligrosidad o conflictividad, manifiesta o no. Este es un criterio fácilmente asumible por personas que tienen un conocimiento que emana de las informaciones de los medios de comunicación, en ocasiones alarmistas y sesgadas, pero también asumido por no pocos especialistas. El límite entre secta y secta destructiva no está bien especificado por lo que es fácil incorporar aquí, en función de métodos, técnicas y estructuras organizativas, a grupos y movimientos que pertenecen al ámbito de las religiones y de las Iglesias. Las denuncias de los ex-adeptos está siempre en la base de la catalogación de muchos y legítimos grupos como sectas. A este respecto cabe indicar lo que Jean Vernette dice sobre las acusaciones de los antiguos miembros:
"Los testimonios de los antiguos adeptos pueden ser válidos, porque hablan de la experiencia, pero no habrá que olvidar la posible dosis de autojustificación o el intento de arreglar cuentas por problemas personales. Los testimonios de los profesionales, se trate de psicólogos, sociólogos o psiquiatras, aportan indudablemente estimables datos dignos de tener en cuenta, pero siempre que no rechacen por principio las ‘dimensiones y búsquedas religiosas’ que pueden darse en los adeptos. La información de los medios de comunicación social, son susceptibles de exageraciones, ya que por principio presentan los aspectos más sensacionalistas y que mejor ‘se venden’"
Basta hojear algunos catálogos de sectas o ver algunos artículos o reportajes periodísticos para darse cuenta de lo afirmado. Esta manera de tratar el fenómeno sectario ha dado por resultado incluir incluso grupos católicos o evangélicos establecidos en el rosario sectario, o bien determinar tal o cual experiencia religiosa o vocacional como sectaria, llegándose así a un callejón sin salida con organizaciones que tratan de meter en el saco sectario destructivo a todo aquello que tenga un mínimo de espiritualidad y organización religiosa.
4. La secta Creciendo en Gracia
Saben ustedes cuántos son los que en diversos momentos se han proclamado mesías o Cristos, arrastrando a cientos de miles de incautos a sus intereses mezquinos y mercantiles?

El líder de una nueva secta en el sur de Florida asegura ser Dios y muchos hispanos están sucumbiendo ante esta nueva seducción religiosa y en la que se conjugan muchos elementos ya repetidos en otros movimientos.
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El predicador puertorriqueño José Luis De Jesús Miranda cuenta que en 1976 le ocurrió algo maravilloso cuando estaba viviendo en Massachussets. Asegura que dos seres celestiales lo llevaron a un corredor de mármol en donde una aparición se fusionó con su cuerpo y comenzó a hablar en su interior. De Jesús cree que él y el Señor Jesucristo se convirtieron en uno en ese mismo instante.

De Jesús le dijo así a una reportera del periódico semanal Miami New Times: «A partir de ese día no puedo aprender de nadie, y cuando digo de nadie, es de nadie».

La voz en el interior del señor De Jesús le dijo después que se trasladara a Miami, Florida, en donde fundó su tan controvertida secta Creciendo en Gracia junto con un estudio de televisión. En Miami cuenta con una feligresía relativamente pequeña, unos 500 miembros, pero el grupo se ha extendido a unas 300 congregaciones adicionales que suman un total de unos cien mil miembros, residiendo la gran mayoría de ellos en países de América Latina. El grupo tiene iglesias en Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, República Dominicana, Perú, Puerto Rico, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela. Mientras tanto, su programa de televisión supuestamente alcanza a unos dos millones de personas.

El puertorriqueño José Luis De Jesús le ofrece su apostolado a toda persona que se une a su causa y que acepte las revelaciones exclusivas que dice haber recibido de parte de Dios. A primera vista parece ser un ministro preocupado por la propagación de las doctrinas de la gracia. Su literatura y mensajes grabados en cassettes en contra del legalismo y del sistema de obras para mantener la salvación, resultan sumamente atractivos para muchas personas desencantadas con la religión institucionalizada y desgastada. Estos desencantadoss que han comenzado a descubrir la verdad de la seguridad eterna del creyente, encuentran los conceptos y terminología de Creciendo en Gracia sumamente atractivos. De Jesús utiliza las doctrinas de la gracia como una especie de “caballo de Troya” para atraer a los incautos. Este hombre se ajusta al perfil clásico del religioso estafador, mentiroso y ególatra.

La predicación del señor De Jesús se parece mucho a la de David Koresh. Sus seguidores le llaman «Papito». Muchos llevan puestas camisetas que tienen impreso el rostro de José Luis De Jesús, con este atrevido lema: «Dios ha llegado». Sus automóviles están adornados con placas que dicen: «Creciendo en Gracia: El gobierno del Reino de Dios». En 1999, José Luis de Jesús comenzó a llamarse a sí mismo “El Otro y luego en el año 2004 declaró que es Jesucristo


Sus doctrinas son bien extravagantes. Le dice a sus seguidores que pueden vivir de la forma como les plazca porque el pecado no existe y que el diablo está muerto. También enseña la preexistencia, la creencia de que los seres humanos antes de formarse en el vientre de la madre, fueron creados en espíritu, desde antes de la fundación del mundo.
Asegura que las iglesias cristianas son dirigidas por “ministros de Satanás” y anima a los miembros de su organización para que lleven a cabo protestas en los servicios y eventos cristianos de diferentes iglesias. Alienta asimismo a los miembros de Creciendo en Gracia a que les digan a voz en cuello a las personas que «¡El diablo fue destruido!», y que porten pancartas proclamando esto mismo.

Según Mariah Blake, la reportera del periódico Miami New Times, tales protestas han copado la atención de los titulares de las noticias en Miami y a todo lo ancho de América Latina. En Colombia, por ejemplo, los seguidores de José Luis De Jesús recientemente llevaron a cabo protestas simultáneas en 22 ciudades.
De Jesús no oculta sus intenciones. Y le dijo a la reportera del periódico de Miami: «Mi propósito es cerrar todas las iglesias para que así pueda comenzar la iglesia verdadera. Usted bien puede decir que estoy llevando a cabo la reforma más grande que haya ocurrido jamás».

Sí, es obvio que podemos decir eso: ¡Que ya anda suelto otro mentiroso, estafador y discípulo de Satán, buscando a los incautos para arrastrarlos a su secta y esclavizarlos aún más. Especialmente a los hispanos, ya cautivos en la secta del romanismo!
Es más que evidente que se trata de un ladrón sin escrúpulos. Vive en una mansión, conduce un automóvil BMW, anda adornado con costosos diamantes y gasta 300 mil dólares anuales en guardaespaldas. Mientras tanto, mucho de su personal dona su tiempo y entrega un 80% de su ingreso a la iglesia. Por lo visto Satanás tiene una fórmula más elaborada para conseguir dinero. Esto mismo ocurre con innumerables mensajeros del “evangelio de la codicia”.

Álvaro Albarracin, un hombre de negocios en Miami y miembro de Creciendo en Gracia, le dijo al periódico Miami New Times, que su compañía en la internet fue bendecida divinamente por darle doce mil dólares mensuales a la iglesia de José Luis. Este hombre después de hacer millones, vendió su negocio para trabajar con De Jesús. Ahora compra y vende negocios y le da todas las ganancias al grupo. Albarracin agregó: «Deseo consagrar toda mi vida a Papá. Creo verdaderamente que es Dios, mi creador».

Aspectos de su doctrina

El líder de la secta Creciendo en Gracia, José Luis de Jesús Miranda, un personaje que se ha pintado un tatuaje con los números ‘666’, un número asociado comúnmente con el anticristo o la bestia en el lenguaje apocalíptico simbólico, hace una lectura extraña de este símbolo del Nuevo Testamenteo: contrapone a los apóstoles Pablo y Juan en los primeros tiempos de la iglesia cristiana y saca como conclusión que Juan habla de "anticristo" refiriéndose al apóstol de los gentiles, por proponer una manera de vivir según la fe y no según la ley.
En su pagina web explican: “Anticristo significa una persona que está en contra de imitar a Jesús de Nazaret. Juan dañó esa imagen (Apocalipsis 13:15 al 18), además dijo que la marca de la bestia era seiscientos sesenta y seis (666), que es la triple ese: Salvos Siempre Salvos (SSS), marca que lleva Jesucristo hombre en su brazo derecho." Miranda dice que es Jesucristo hombre, y que ha venido a levantar el mensaje de Pablo, el mensaje de la "incircuncisión" que ha sido olvidado por la iglesia cristiana y que nadie ha explicado por dos mil años.
En septiembre del 2006, José Luis de Jesús Miranda le declaró a los miembros del Ministerio Creciendo en Gracia que él es la segunda venida de Cristo, que es Jesucristo hombre. Ahora proclama ser el anticristo y miles de personas le siguen en la metamorfosis.
La secta cuenta ya con casi veinte años de existencia (1988) .En 1993 en Puerto Rico, durante la tercera convención anual, José Luis de Jesús fue proclamado “Apóstol” por sus adeptos. Una biografía no autorizada dice que José Luis De Jesús Miranda nació en Ponce, Puerto Rico, que creció en un barrio pobre, estuvo en la cárcel por robo y se convirtió en adicto a la heroína cuando tenía 14 años. De joven transitó entre varias experiencias religiosas. Primero fue católico romano, luego pentecostal y hasta dijo ser bautista, pero tras una supuesta visión en 1973, se convirtió en un "enviado del Señor". El mismo Miranada cuenta que una noche de 1973, mientras vivía en el estado de Massachussets (USA), se despertó ante una visión de dos hombres al pie de su cama, quienes le anunciaron la llegada del Señor. Y finaliza su historia diciendo que Jesús, "vino y se integro en mi".
El líder de Creciendo en Gracia preside una organización que incluye cerca de 300 congregaciones, 200 pastores, 287 programas de radio y varias paginas de Internet. Según Miranda, tiene más de cien mil seguidores y asegura que su mensaje llega a millones de hogares más a través de su canal de televisión que se transmite las 24 horas. El grupo utiliza todas la notas y referencias a su trabajo en los medios, sean favorables o detractores, para subirlos a la web y promocionarse.
Se sospecha que suman millones las cifras en dólares que mueve Miranda. El Miami Herald publicó que varios de los miembros de esta secta son hombres de negocios que dan un porcentaje de sus ganancias como Álvaro Albarracín. Miranda dice que todo lo que posee se lo han regalado sus seguidores, quienes le llaman Dios, Jesús hombre y papi o papito, dato que se confirma en videos de la organización en la web. Niños y niñas que llaman "papi" a Miranda y le agradecen sus dones, el afecto, la gracia.
Preocupación por la influencia de sus ideas, genera en los países donde la secta se mueve, ya que sus materiales están en internet, en radio y en canales de TV. Muchos lo consideran un loco y otros un peligroso líder sectario que puede desembocar en el tiempo en una tragedia como ya las ha habido en el mundo. Por supuesto que varias paginas web y analistas religiosos de corte más literalista, ven en él un cumplimiento de las palabras de la Biblia donde leen que en el final de los tiempos "habrá falsos apóstoles y profetas".
La Iglesia Bautista Popular de El Salvador informó con preocupación hace unas semanas el ingreso a ese país de Miranda y su secta. Cuentan que el año pasado hubo oposición al ingreso de este personaje, pero ahora el ex Ministro de Gobernación René Figueroa le concedió el permiso de ingreso aduciendo libertad de culto y religión. "Además TCS le concedió espacio de publicidad, lo que no hace con iglesias evangélicas salvadoreñas", denuncian.
En Colombia también hubo expresiones conjuntas de iglesias cristianas contra la presencia y la doctrina de Creciendo en Gracia; en Venezuela se registró un allanamiento en Maracaibo por una denuncia, encontrándose en el local de la secta carpetas con listados de datos identificación de algunas personas que pretenden tramitar su visa para salir del país, una serie de imágenes religiosas rotas y un lote de películas pornográficas. Mientras tanto, en Caracas, una treintena de personas se tatuaron el 666 en el cuerpo como señal de seguimiento al líder, hecho que ya se dio en otros países.
Y como el Anticristo es moderno, mediático y millonario, su ministerio no puede menos que ofrecer a quienes se sientan llamados a servir, "el privilegio de sembrar desde cualquier parte del mundo.... mediante una tarjeta de crédito". La invitación cita a Pablo en 2 Corintios diciendo "pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos."
La publicidad de una tarjeta de crédito afirmaba hace un tiempo que "Pertenecer tiene sus privilegios"; la secta de Miranda lo pone en práctica: usted puede pertenecer a este ministerio a través de su tarjeta VISA, MASTERCARD o AMERICAN EXPRESS; ellos garantizan que " de cada semilla que usted siembre en este apostolado, recibirá cosecha abundante. Creemos que los ángeles le servirán a favor suyo en todo".


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