miércoles, 21 de marzo de 2007

CHILENIDAD CON EMPANADAS Y VINO TINTO




Tierra de copihues y zorzales

"Chile, Chile lindo, lindo como un sol, aquí mismito te dejo… hecho un copihue mi corazón".

Así reza el estribillo de esta tonada de la música folclórica nacional de Chile, conocida y cantada por todos los chilenos y chilenas en cualquier parte del mundo. Es un poema que encierra los sentimientos más nobles y puros de amor a la madre patria; esa larga y angosta franja de tierra, que Benjamín Subercaseaux en su particular lectura de la nación llamara “…una loca geografía”(1940). En este mes de septiembre (18 y 19 de septiembre) en que los chilenos celebran las fiestas patrias, fiestas que constituye todo un símbolo; cargado de tradiciones y memorias, deseo sumarme a esta celebración desde este terruño nicaraguense, haciendo un modesto homenaje en memoria del país que dejé hace unos años, para vivir en la Managua de mis ensueños.

Chile es un país al sur del mundo, con una población de más de quince millones de habitantes. Limita al sur con el continente Antártico, al norte con Perú, al oeste con el inmenso océano Pacífico, hasta la mitad del mundo, y por el este, con la imponente y majestuosa cordillera de los Andes: la muralla nevada. (Esto suena de perogrullo, pero hace unos días conversando con un taxista y en otro momento con estudiantes universitarios, creían que Chile pertenece a Europa, al igual que un carabinero de mi país,-lo que equivale a decir un policía-, pensaba que Managua quedaba en Sudáfrica).

Chile es un país de grandes contrastes climáticos, con paisajes naturales de extraordinaria belleza. Bajando por el norte grande, nos encontramos con un clima seco y desértico; con una configuración geográfica y geológica sorprendente y una flora y fauna exquisita y admirada por los estudiosos. Su famoso desierto de Atacama, el más seco del mundo, junto con “El valle de la Luna” en san Pedro de Atacama, hacen de esta zona un lugar de inigualable belleza, sobre todo en la puesta del sol. El verdor y fértil valle central; bañados por sus ríos y sus grandes extensiones de tierra cultivable; con sus interminables parronales, invitan a deleitarnos con el paisaje bucólico de un Chile nostálgico. El sur con sus invernales lluvias, sus lagos y cordilleras, hacen de esta zona un paraíso terrenal para soñar despierto.

La emancipación de la corona española

El Acta de independencia de Chile -donde quedó sellada a perpetuidad la emancipación de la Corona española- está fechada el 1 de Enero de 1818 y fue firmada en el Palacio Directorial de la ciudad de Concepción, por Don Bernardo O´Higgins Riquelme, Miguel Zañartu, Hipólito de Villegas y José Ignacio Zenteno. Pero ¿porqué los chilenos celebramos las fiestas patria 18 y 19 de septiembre entonces y no el 1 de enero? El acta de independencia de Chile reza en un fragmento: “…Estaba reservado al 19 el oír a la América reclamar sus derechos sin ser delincuente y mostrar que el periodo de su sufrimiento no podría durar más que el de su debilidad. La revolución del 18 de Septiembre de 1810 fue el primer esfuerzo que hizo Chile para cumplir esos altos destinos a que lo llamaba el tiempo y la naturaleza: sus habitantes han probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrostrando las vicisitudes de una guerra en que el gobierno español ha querido hacer ver que su política con respecto a la América sobrevivirá al transtorno de todos los abusos…”

Chile dio un paso decisivo para su emancipación el 18 de septiembre de 1810, dentro de un contexto histórico sin precedentes y en donde las razones fundamentales era el descontento generalizado de las colonias americanas por el alza de impuestos por parte de España, como única forma de solventar a la desfinanciada casa de los Borbón. Ya soplaban fuertes aires independentistas y Chile decidió su rumbo cuando el Cabildo solicitó la renuncia a Francisco Antonio García Carrasco por ejercer una actitud opresiva hacia los criollos. Se formó entonces la Primera Junta Nacional de Gobierno, que sin embargo, juró fidelidad al Rey de España por ser considerado al supremo Consejero de Regencia como representante de la majestad Real. Este fue el inicio de la ruptura emancipatoria entre la Monarquía de España y lo que llegará a ser la República de Chile.

El Ejército de Chile jugó un papel muy importante en la constitución de la nación. La Primera Junta Nacional de Gobierno, por los méritos obtenidos en feroces guerras y heroicas batallas, que dieron a Chile honor y gloria, crea el 2 de diciembre de 1810 el Ejercito Nacional. El General Bernardo O´Higgins tuvo la tarea de darle al ejército una doctrina militar a través de la creación de la Escuela Militar. En 1915 por decreto supremo, el Presidente Ramón Barros Luco declaró el 19 de septiembre “Día de las Glorias del Ejercito” en reconocimiento a la entrega y patriotismo demostrado por los soldados chilenos. Esta fecha memorable recuerda el primer día que Chile fue considerado un país libre.

Las fiestas dieciocheras; como suele llamarse en Chile, son una verdadera fiesta multicolor y familiar. Se ensalzan los valores patrios y se embandera todo el país; se adornan las casas, calles y escaparates con los colores del pabellón nacional y los símbolos que dan significado al sentimiento patrio. La radio y la TV dejan sonar la cueca, declarada baile nacional, despertando los más nobles recuerdos familiares, como las más ricas tradiciones y costumbres populares que aún se mantiene y se transmiten a las nuevas generaciones. Las empanadas fritas y de horno son acompañadas con vino tinto y del otro, los anticuchos (brochetas), comienzas a dar sus olores en casa, parques y plazas, el mote con huesillo; heladito, es propicio para calmar la sed en cualquier parte donde el paseo familiar nos lleve. La “parada militar”(desfile de las Fuerzas Armadas) en la elipse del Parque O´Higgins el día 19 de septiembre; reúne a toda la familia en casa, en suculentos asados familiares, y frente a una televisión en cadena nacional. Son días de un ¡Viva Chile Mier…mosa patria!

Memoria e identidad

Colombres dice: “…un pueblo que desconoce su historia, u olvida su pasado, lo repite sin saberlo”. Sólo el que rescata su memoria está en condiciones de afrontar su futuro y redimirlo en todos los campos del pensamiento. La memoria de un pueblo, ya sea individual o colectiva, está estrechamente vinculada con su identidad, de hecho, no hay identidad sin memoria. La identidad en su definición sociológica más elemental, es aquella que tiene que ver con la manera en que individuos y grupos se definen a sí mismos. La identidad es un proceso social por el cual los individuos van conformando y compartiendo lealtades grupales culturalmente definidas; tales como la religión, el género, la clase, etna, sexualidad, nacionalidad.

La relación memoria-nación, es dialéctica y configura los rasgos de nuestra identidad individual y colectiva, sin embargo, la chilenidad en si misma significa muy poco sin referencia a los miembros concretos que son los “chilenos”. Por esta razón dirá Larraín que las identidades colectivas no deben hipostasiarse en un sujeto totalmente integrado. La identidad colectiva, en sí misma es un puro artefacto cultural, un tipo de “comunidad imaginada” (Anderson).

Si la memoria es el trabajo continuo de la conciencia y que está siempre expuesta al olvido (San Agustín); la memoria constituye entonces un elemento central de la identidad humana.

Así, de este modo, la identidad no es algo dado de por sí, sino que encontraría su base en la memoria, como algo que se construye, que se elabora, que se transmite. Esta constatación sería aplicable igual a las entidades colectivas, entre las que se encuentra la nación.

En la extraordinaria obra de Subercaseaux: “Chile o una loca geografía”, el narrador da cuenta de una nación, describiéndola desde una percepción memorística-geográfica, y en cuya impronta de Chile, se revelan los modos de ser chileno en un permanente descubrimiento de si mismo y del otro. En su lectura de la nación, el narrador concibe a Chile como un subconjunto de territorios, cuyas diferencias y distinciones conforman una unidad en la diversidad. Para Subercaseaux, a través de un ingenioso recorrido escritural-topográfico, Chile se va haciendo, rescatando en la memoria, las características más distintivas del chileno. En el apéndice de esta obra el autor revela lo que anida en el estado de ánimo del hombre nacional:

“Chile tiene sus cielos propios como una esperanza propia que anida allá arriba, cuando alzamos la mirada, y tiene también sus veleidades y sus horizontes cerrados como un mal presentimiento, en cuanto descendemos la mirada. Pero, por sobretodo, posee unos amaneceres diáfanos que son un consuelo diario y que le imprimen en el alma del que los contempla una como “orden del día” que fija el estado de ánimo del que enfrenta la tarea cotidiana y difícil del hombre que vive sobre una misma tierra y bajo un mismo techo”



guidase@yahoo.com

cielac@upoli.edu.ni


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando pa Chile me voy, cruzando la cordillera, nace el corazón contento una Chilena me espera, nace el corazón contento una famila chilena te espera,.....
Gracias por acordarte de esta fecha importante para los Chilenos y que nos permiten juntarnos como Familia y hacer memoria de los momentos lindos vividos en estas Fiestas, que la nostalgia te lleve a los recuerdos mas lindos obtenidos en este viaje que la vida te ha dado de ser Chileno.
Pero no olvidando lo que ese Pais (Nicaragua) calido y cariñoso te ha brindado, permitiendo que te desarrolles como profesional, y como ser humano.
Mis mas ricas Bendiciones para tí y para ese Pais Maravillloso